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domingo, 17 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (I)

En primer lugar le agradezco mucho a Luis todos sus comentarios porque me han servido mucho para reflexionar sobre muchas cosas. En cierto sentido creo que me conoce mejor que yo mismo. Se nota que ha estudiado mucho sobre el tema y cualquier otro comentario que pueda realizar siempre será bienvenido.

Me ha encantado la definición que ha ofrecido Luis de inteligencia emocional: “se entiende como la capacidad que tienen las personas para desenvolverse de forma exitosa en las relaciones sociales.
Cuando la inteligencia emocional se puso de moda gracias a los libros de Daniel Goleman, confieso que sentí curiosidad y me compré 2 de sus libros, pero sólo leí un par de capítulos o 3 de “Inteligencia Emocional”. Dejé de interesarme porque en mi trabajo vinieron unos “consultores externos” para darnos formación en inteligencia emocional la cual siempre terminaba con un ejercicio en grupos de 3 para ver cómo interactuábamos.

Uno asumía el papel de cliente, el otro de jefe y el otro de currito y la clave: qué harías en la situación que te proponían los formadores. Pero ojo, que no era ningún ejercicio teórico, sino que había que hablar y escenificar como si se tratara de una situación real.
Esto me ponía nervioso, lo pasaba mal durante estos ejercicios y pensé que esto de la inteligencia emocional era algo parecido a esos libros americanos que pretenden convertirnos en triunfadores de la noche a la mañana leyendo un libro y haciendo lo que pone en él del tipo: Repite antes de acostarte "Yo puedo, yo puedo, yo puedo...". En definitiva, colgué los libros en la estantería.

Pero siempre me han interesado las habilidades sociales porque soy muy consciente de que carezco de ellas. Hasta ahora no sabía que eran lo mismo que la inteligencia emocional.
Hay determinados momentos en los que no he sabido cómo comportarme y claro, he huido de la situación. Y necesito saber qué es lo que haría una persona normal, de qué hablaría y cómo se comportaría. ¿Hay algún libro bueno al respecto? Me sería de gran ayuda.

Van algunos ejemplos que me llaman la atención porque no he sabido qué hacer, cuando todo el mundo sabe cómo comportarse en estos casos.
a) Recreos

Los amigos que tenía cuando iba al instituto y a la universidad iban a otros colegios. Nos conocíamos porque los fines de semana íbamos a jugar a las maquinitas al mismo sitio y porque nos intercambiábamos juegos y programas de ordenador. Vaya frikis, diréis. Pues sí.
En el instituto no tenía amigos y en la universidad aún menos. Y en los recreos nunca he sabido qué hacer. ¿Qué hice?

En el instituto utilicé la estrategia de la lapa: me arrimé a un chico y permanecí junto a él casi todo el tiempo.
Ya en la universidad, no había recreos sino cambios de clase de 10 minutos. En ese tiempo me quedaba en mi asiento haciendo como si estaba copiando algo de los apuntes que no había cogido en clase.

Es patético, ya lo sé.
b) Picoteo en el trabajo

Entramos varias personas a la vez a trabajar para una empresa y nos ofrecieron un cocktail con algo para picar ese día para que nos fuéramos conociendo todos.
Al principio se acercaba mucha gente a mí y me preguntaban cómo me llamaba, de dónde era, si ya conocía a mi jefe, etc. Pero después de cierto tiempo mucha gente me había saludado y no se acercaban otra vez. Se acercó algún pez gordo a coger algo de la mesa por donde estaba y me dijo algo, después me preguntó quién era mi jefe. Mis respuestas fueron “Sí”, “Rafael”. Se quedó un momento más, pero como no seguí hablando, se marchó.

Aquí me puse nervioso porque era el único que estaba en la mesa picando algo, mientras el resto estaba hablando animadamente, copa en mano.
Encontré la salida: ir al baño. Cuando volví no sabía con quien hablar y busqué otra salida: llamar a mi madre para contarle qué tal había sido mi primer día de trabajo. Luego me fui a casa.

c) El abrazo
Ya os he hablado de ella, es la segunda chica a la que expresé mis sentimientos.

Después de varios años sin vernos, coincidimos un viernes en la estación de autobuses de Madrid. Iba acompañada de su hermana. Cuando me vio, se acercó a mí con una sonrisa e hizo los movimientos oportunos para dar-recibir un abrazo. Yo nunca había dado un abrazo a nadie e hice una pirueta extraña. Ví caras de extrañeza tanto en ella como en su hermana.
¿A qué vino lo de la pirueta? Ya sé que es de gilipollas, pero me curvé entero para poder dar un abrazo de manera que mi pecho no tocara el suyo, no quería que pensara que yo…. En serio, así de gilipollas era y tenía 28 años!!!

d) Exámenes orales
En la facultad había ciertas asignaturas que tenían examen oral obligatorio. Yo las pasaba canutas. Los días antes del examen (de 7 a 10 días) dormía mal, tenía como pesadillas pensando en el examen. El día anterior al examen no podía dormir, pero tampoco podía aprovechar el tiempo para repasar por lo nervioso que estaba. Tenía síntomas físicos como sensación de ahogo, palpitaciones, dolor de cabeza, nauseas, vómitos, dolor de tripa…

Mi madre me quería consolar diciendo que si suspendía no pasaba nada pero que no me pusiera así.
El resto de asignaturas estaban plagadas de notas muy buenas. Por tanto, no era que no pudiera memorizar esas asignaturas, la materia me la sabía y mejor que las otras asignaturas ¿por qué? Porque sabía que en el examen se me iba a nublar la mente y no iba a poder pensar por lo que mi respuesta tendría que ser automática y eso sólo te lo ofrece la memoria. Me lo aprendía como un papagayo.

Era el temor a no poder articular palabra, a quedarme paralizado al tener que exponer ante varias personas lo que me consumía. Es por tanto, lo de enfrentarme, hablar ante varias personas lo que me paraliza.
En los otros apartados está muy claro que se trata de mi falta de habilidades sociales.

Aquí no sé si es mi timidez extrema o si es mi falta de habilidades sociales porque durante el examen oral os juro que no podía pensar en la respuesta a la pregunta, sólo podía pensar en los miembros del tribunal que eran 3 y en mis compañeros que estaban en el aula: qué hacían, cómo me miraban, qué estarían pensando…
Es importante que sepáis que hice un examen oral solo con dos profesores en 4º de carrera. Me salió redondo y mi nivel de ansiedad fue el de un examen escrito.

Para los orales, nuestro profesor normalmente llamaba a otros dos profesores del departamento para que escucharan los exámenes orales y la nota fuera lo más objetiva posible. Ese día, por alguna razón faltó uno. Además, en la lista de personas que se examinaban ese día yo era el último y tuve la suerte de que ninguno de mis compañeros de clase quiso quedarse a oír mi examen.
Me pasa igual cuando estoy con varias personas. Cuando estoy con una o dos personas soy hablador, estoy relajado, lo paso bien. Pero basta que haya una tercera para que a penas abra la boca y cuando la abro tiene que ser algo muy breve porque me pone muy nervioso.

Por tanto, cuando estoy con varias personas está claro que es por falta de habilidades sociales. Pero en los exámenes orales ¿es también lo mismo o es una mezcla de eso y una timidez extrema? Creo que la respuesta es importante porque la solución tendrá que ser también distinta.

5 comentarios:

  1. Hola Ricardo:
    En primer lugar te agradezco tu alusión y tu agradecimiento explícito hacia mí en este post. Me alegra que me tengas tal consideración para hacerme un interlocutor en tus reflexiones aquí expresadas. También es un gusto para mí poder conversar con una persona que tiene el mismo problema que yo. Por lo tanto el agradecimiento y la ayuda son mutuos.
    Antes de seguir te comento que te he dejado dos comentarios en el post de “Chicas”.
    Sobre lo que comentas de la inteligencia emocional veo que tú también estás muy puesto en el tema. Se ve que eres un intelectual. Tienes razón sobre la preconcepción de la inteligencia emocional. A simple vista parece un comecocos de libro de autoayuda. Pero puesta en su contexto (la psicología social) adviertes su verdadera dimensión. Evidentemente, yo no conozco ningún libro que explique a nivel teórico cómo hay que comportarse en cada situación social, pues no soy psicólogo. Pero es que tampoco creo que lo haya, pues el comportamiento humano está sometido a muchos factores. En todo caso te puedo recomendar dos libros: “El error de Descartes” de Antonio Damasio y “Emociones e inteligencia social” de Ignacio Morgado.
    Por otro lado, me han llamado la atención los ejemplos que pones en los que no sabes qué hacer. No había reparado en ellos pero ¡a mí me pasa exactamente lo mismo! Yo los recreos en el colegio me los pasaba pegado a dos amigos que hice (también tímidos). En el instituto fue peor, pues allí sufría bullying (meras burlas) por parte del guaperas deportista de clase y sus secuaces. Y claro, los demás me aislaban. Los recreos los pasaba solo. Esto no se notaba mucho pues en el recreo podíamos salir a la calle. Mis compañeros iban a un recreativo mientras yo daba paseos, leía o estudiaba en clase. (Nota: a mí las “maquinetas” de videojuegos/consolas jamás me han gustado, no les veía la gracia).
    En la Universidad yo también me pasaba esos 10 minutos sentado haciendo como que repasaba o leyendo algún libro.
    Sobre los picoteos me pasaba igual. Yo aún no he podido descifrar el mecanismo por el que la gente se pone a hablar en grupos sobre temas banales en fiestas, cocktails, celebraciones, etc… Yo en los cocktails me limito a pegarme a la mesa de los dulces y hablar cuatro cosas con quienes se acercan y se van (y se van solos porque yo siempre me quedo callado). Bueno, reconozco que esto de pegarme a la mesa de los duces también tiene una explicación: soy muy goloso. No mantengo conversaciones en grupo, y cuando lo hago, estoy callado mientras los demás hablan. Vamos, que soy un convidado de piedra. Por eso no me acerco.
    A este respecto, te querría pedir tu opinión sobre el extraño fenómeno por el cual las personas en los descansos de las reuniones de trabajo o cuando un grupo camina a cualquier parte (una reunión, un paseo por la ciudad, camino al centro de idiomas, etc…) la gente se pone por parejas y se lía a hablar con su pareja durante un tiempo; a los 5 minutos se cambian las parejas misteriosamente y se ponen a hablar de nuevo. ¿Tú eso lo entiendes?¿logras captar por qué eso es así? Si lo sabes y sabes cómo actuar en esos casos (cómo buscarte una pareja en microsegundos y pensar un tema sobre el que hablar) te agradecería que me lo explicaras.
    PD: Me extraña que digas que a solas con un desconocido no sientes timidez y la sientes más al estar en grupo.

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    1. Hola de nuevo Luis:

      ¿Quién me lo iba a decir a mí? Yo que pensaba que este tipo de problemas los tenía solo yo en todo el mundo. Me alegro de haber contactado contigo. No se trata de lo de mal de muchos… sino de ver que realmente no somos bichos tan raros, que hay gente que está pasando por lo mismo y que te comprende.

      Curioso lo de los recreos. Aquí sí que pensaba que yo era único en el mundo; pero ya veo que me equivocaba.

      En 2º de BUP, lo que se cursaba cuando tenías 15 años, también sufría las burlas de 2 compañeros de clase, vamos que no había palabra en el mundo que significase gordo que no hubieran pronunciado. En mi caso no era el guaperas deportista, sino 2 idiotas. Sólo fue ese año, pero uno de los motes estaba tan extendido que hasta me llamó así uno de los profesores en clase, aunque luego me pidió perdón.

      Ay, las maquinitas. Gracias a ellas conozco a quienes son y han sido mis amigos desde que teníamos 16 años. Mientras los demás iban de bares, a bailar, a ligar, etc., nosotros a las maquinitas. Allí nos conocimos. Claro que desde que fui a la universidad no he tenido tiempo de maquinitas y ni siquiera he jugado al ordenador. Pero alguno de mis amigos está siempre a la última en cuestión de juegos, la play, la wii…

      Respecto del extraño fenómeno por el que la gente se pone por parejas y se lía a hablar con su pareja durante un tiempo; a los 5 minutos se cambian las parejas misteriosamente y se ponen a hablar de nuevo. Quizá es que tienen temas en común con los distintos miembros del grupo que no resultarían interesantes al grupo en sí o que compartirlas con todos sería un coñazo.

      Te pongo por ejemplo lo que ocurre cuando vamos a desayunar al bar. Suelo ir con 2 chicos y una chica (la chica está casada con uno de los chicos).

      Este lunes estaba yo contándole a la chica que no había hecho nada, salvo leer un libro que resultó ser un coñazo. Ella me decía que por qué no había salido, que podía haber ido no sé dónde… Los 2 chicos estaban hablando de que uno de ellos quería ir a Escocia este verano. Se me ocurrió intervenir y decir que yo había estado, que había visto tal o cual cosa, etc… Creo que el marido de la chica vio por donde iba a seguir la conversación y no le interesaba mucho, por lo que se juntó con su mujer.

      La verdad es que en grupos más numerosos es peor porque tienes que buscarte otra pareja con la que poder hablar. Mi estrategia suele ser juntarme al sitio donde haya más personas, por ejemplo, quizá haya 3 personas juntas, pues me uno a ellos y básicamente escucho.

      ¿Qué temas de conversación sacar? Ni idea, cosas comunes. De hecho, hace tiempo me llevé una buena bronca por no saber de qué hablar. Año 2000, acababa de salir de una reunión junto con mi jefe, el director financiero y el controller de nuestro cliente. Nos dirigíamos a nuestras oficinas andando porque era imposible coger un taxi cuando comenzó el baile de parejas. Salió el tema de los vinos y resulta que mi jefe y el controller eran de la misma zona y por lo visto el hermano de mi jefe tiene algo de vinos. Pues las parejas ya estaban hechas. Yo, que no sabía qué decir, dejé que el Director Financiero introdujera algún tema y los introdujo, fueron mira a esa tía qué tetas más grandes tiene y que había estado en un tablao flamenco. Yo no supe que decir ni sobre tetas grandes ni sobre tablaos, así que hablé de lo que sabía: del caso que teníamos entre manos.

      Mi jefe me dijo, días después, que el Director Financiero había dicho que yo había sido un coñazo, hablando todo el tiempo de cosas del trabajo. Y hubo bronca porque según mi jefe, tendría que explicarle cómo pensaba llegar a algo en la empresa si espantaba a los clientes.

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  2. Hola Luis:

    A ver si puedo responderte mañana. Ahora sólo respondo a tu PD:

    Creo que me he expresado mal en el post:
    Cuando digo “Cuando estoy con una o dos personas soy hablador, estoy relajado, lo paso bien…” me refiero a que estoy con una o dos personas que conozco, por ejemplo compañeros de trabajo a los que veo normalmente. Pero si de repente se une un tercero, a quien también conozco… me vuelvo más tímido y mucho menos participativo. Fíjate que eso mismo me ocurría hasta con mis amigos de toda la vida hasta hace relativamente pocos años.

    Por algún motivo el número de gente con la que estoy me intimida aunque la diferencia sea sólo de una persona.

    Con un desconocido claro que siento timidez, es evidente.

    Nuevamente, mil gracias por tus comentarios.

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