Translate

sábado, 30 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (III)

La clave de la clave (de nuevo gracias Luis): “Por eso los tímidos rehuimos las situaciones sociales, porque nos crean agobio ante nuestra incapacidad para captar las señales emocionales y reaccionar en sintonía con ellas”.

Esta entrada la voy a centrar fundamentalmente en mi incapacidad de captar las señalas de las mujeres. Y en caso de que hubiera una señal positiva, mi posible reacción.
a) La casera

La primera casera que tuve en Barcelona me dijo que lo mío era patológico. Que hasta entonces, la experiencia que ella había tenido con los hombres era que si hacías algo por mínimo que fuera, mencionabas algo… los tíos ya estaban emocionados con que  te tenían en el bote. En cambio, en mi caso, decía, que “ya puede ponerse una tía en bolas delante de ti y en tu habitación, que piensas que será porque tiene calor”.
No es un chiste, lo dijo de veras. Se supone que porque una amiga cincuentona suya me había dicho algo, no sé el qué, y no me había dado por aludido. Pues vaya.

b) Chus
A la salida del instituto solíamos ir juntos 3 compañeros porque nuestras casas se encontraban de camino. Oscar se quedaba el primero, luego yo y finalmente Chus. La única persona con la que conservo el contacto del instituto me dijo hace no más de 3 años que a Chus le gustaba yo porque parecía mayor que el resto de la clase y eso les gustaba a las tías.

He de decir que probablemente se lo haya inventado; pero pongámonos en el caso de que fuera verdad. No me enteré en absoluto. Este chico dice que en muchas ocasiones Chus se quedaba hablando conmigo, que si no me había dado cuenta. Claro, porque íbamos camino a casa juntos y si nos quedamos algún momento más era para terminar la conversación.
Yo le pregunté que si eso era verdad, por qué no había dicho nada entonces. Él respondió que porque yo era su competencia, vamos que a él también le gustaba Chus.

Nunca me doy cuenta de nada. Si Chus dijo o insinuó algo yo no me enteré.
c) Emi

Se trata de una amiga de una de mis hermanas, la conocía porque habíamos ido a las piscinas juntos (mis hermanas, ella y yo). Un día mi hermana me dice que le gusto a Emi, que había preguntado por mí, que por qué no salgo un viernes con ellas … Después de que mi hermana se pusiera muy pesada decidí salir con ellas. Fuimos a un disco pub. Lo pasé bastante mal porque en el grupo de mi hermana eran todas tías y yo el único tío, así que arrimé a mi hermana para poder hablar con alguien.
Pues a mi lado siempre estaba Emi dándome conversación, preguntándome si quiero bailar… Incluso me invitó a una cerveza (125 pesetas), lo cual era increíble porque en aquella época no disponíamos a penas de dinero y si alguien pagaba era siempre el chico. Vaya, que me lo creí. Me puse totalmente colorado y le respondía con monosílabos; mi conversación era penosa. No sé cómo continuó a mi lado.

¿Qué había pasado? Emi no había dicho nada (sorpresa). Era al revés: mi hermana le había dicho a Emi que esa noche iba a salir con ellas; que como era la única a la que conocía, que se encargara de que lo pasara bien y no me aburriese.
Por tanto,

-       O no me entero (en caso de que fuera verdad la historia de Chus).

-       O si me entero no sé cómo reaccionar: me pongo colorado, no sé de qué hablar, y sólo respondo con monosílabos.

¿Y SI…?
Este escenario me lo he planteado muchas veces. Si recordáis mi entrada HISTORIAS, en la parte b) os hablo de D que tuvo la suerte inmensa de conocer a C, que C le propuso tener relaciones sexuales y que D fingió una bajada de azúcar por temor, ansiedad, y no sé cuantas cosas más.

Hubo unanimidad entre quienes nos contó la historia: ¿En qué estabas pensando? Yo en tu caso, bla, bla, bla.
Y esa es la cuestión, yo en su caso ¿qué habría hecho? Esta es la pregunta que en aquellos momentos rondó mi cabeza durante mucho tiempo y aún a día de hoy a veces lo hace.

Para empezar, la chica tendría que ser muy explícita porque no me doy por enterado de este tipo de cosas, siempre pienso que su intención puede ser otra.
Después seguramente mi cabeza esté hecha un lío con pensamientos y emociones contradictorias: Sí lo quiero y lo deseo; pero luego vienen los peros, los temores y las inseguridades.

¿Y al final qué? Seguramente en este escenario pondría una excusa para evitarlo del tipo es que ya tengo novia o alguna chorrada semejante porque creo que no podría con ello.
Lo he pensado mucho y el escenario en que creo que sí podría sería en el caso de que conociera a una chica, que la chica fuera dulce y femenina y que después de un tiempo (no sé cuánto, pero que hubiera generado la suficiente confianza) nos encontremos casi sin darnos cuenta de camino a la cama. Creo que entonces los niveles de ansiedad habrían disminuido mucho; conociendo su dulzura, el temor a no dar la talla por ser novato sería mucho menor, por lo que creo que podría estar lo suficientemente relajado para poder tener sexo.

Claro que todo esto sólo son conjeturas y pensamientos a los que he dado mil veces vueltas.
La situación normal entiendo, es la segunda: conoces a una chica poco a poco, os gustáis y en un tiempo prudencial tenéis sexo. Lo raro sería que una tía me diga a mí que quiere tener sexo.

viernes, 29 de noviembre de 2013

MÁS COMENTARIOS

También me han llegado algunos comentarios por email de personas desconocidas a los que creo que debo responder en el blog.

Dejé mi correo electrónico en la respuesta a un comentario, pero para quien no lo haya visto, si queréis escribirme directamente, mi correo es: ricardo.robles.blog@gmail.com  aunque advierto que no lo suelo revisar muy a menudo.
1.- Si soy asexual
No soy asexual, me atraen las chicas. Cuando iba al instituto me atraían las que tenían unos 28-33 años. Las de mi edad, si bien me podían parecer guapas, no me atraían sexualmente. Según he ido cumpliendo años he visto que me siguen gustando desde 30 hasta dos o tres años mayores que yo.
Y me gustan mucho las chicas, idealizo su belleza. Pero cuando me gusta una chica no hago nada, me reprimo porque pienso que voy a ser rechazado.
2.- Te traumatiza mucho ser virgen con 41
Es cierto. Pero no es por el sexo.
A ver: el sexo es mucho más fácil de dar que el amor. Las prostitutas pueden darte sexo, pero no amor.
Pero no hablemos ya de sexo, hablemos de besos. Nunca he besado. 
Si nunca he besado a mi edad ¿Qué puedo esperar de la vida? Eso sí que me traumatiza de verdad. El beso sí que es el primer paso hacía una relación.
Si nunca he besado significa que nunca me ha querido nadie y eso sí que es muy triste, eso sí que me traumatiza de verdad. Y sí que pienso en ello a menudo. Pero repito que no es por el sexo ni por el beso. Por eso una chica caritativa (la expresión no es mía) tampoco me iba a quitar el trauma.
Nota à el título del blog viene a que oí decir una vez a una tía “Cómo va a ser virgen con esa edad? Se refería a un chico de 28 años.
3.- Funcionario
Funcionario, sí funcionario. No me vengas que si no fuera porque me pagáis todos mi sueldo… Pues no me pagas tú ni mi sueldo ni mis vacaciones, me lo paga el Estado que es para quien trabajo. Es como si tú trabajas en Mercadona y voy yo y te digo que si no fuera mí porque te pago yo el sueldo y las vacaciones… simplemente porque haga allí la compra. Vamos hombre. Si cobro y si me dan vacaciones es porque trabajo.
También es cierto que soy funcionario porque no he tenido más remedio. He trabajado en la empresa privada y lo he pasado muy mal porque tenía que tener mucho trato con la gente. He llegado a tener mucha ansiedad a diario: noches sin dormir, dolores de cabeza, náuseas…
La única solución que he encontrado es la de ser funcionario, aunque estoy pensando en cambiar.
4.- Si soy muy inteligente
Pues te cuento: en EGB y en el Instituto saqué pésimas notas llenas de suspensos. Siempre me sentí como un perdedor salvo en alguna asignatura que tenía sobresaliente (la única que estudiaba porque me gustaba).
Cuando llegué a la universidad no encontré otra salida que ponerme a estudiar como loco porque era consciente del problema que tenía por delante: tenía que tener un trabajo bien remunerado y para ello tenía que sacar buenas notas.
Había pensado que si quería comprarme un piso tenía que ganar como dos personas. Mis primos se estaban comprando pisos en aquellos momentos, pero para poder pagarlos tenían que trabajar maridos y mujeres, los 2. Y yo era consciente de que tener mujer me iba a ser muy difícil, así que comprendí que tendría que hacerlo solo.
El primer curso saqué notas decentes, pero no buenas, lo cual me enfureció porque había estudiado como nunca. En segundo creo que aprendí a estudiar porque a partir de entonces todo ha ido como la seda: la facultad, la especialización, la oposición…

miércoles, 27 de noviembre de 2013

ALGUNOS COMENTARIOS

Este fin de semana he estado por mi tierra visitando a mis viejos amigos y me ha alegrado ver que sí que siguen el blog, pese a que nunca comenten nada. Pensé que curiosearían por ahí las primeras entradas y luego se olvidarían, pero es verdad que lo siguen. Gracias chicos!

Hemos salido a tomar tazas calientes de café porque hacía un frío que daban ganas de no salir de casa y entre taza y taza hemos hablado de algunas cosas que comento en el blog. Como me han parecido interesantes algunos de sus comentarios, aprovecho este espacio para escribir un miniresumen de sus comentarios/reflexiones.
También quiero deciros que me he ido poco a poco haciendo amigo de Noelia, la chica de que os hablé en CORRECCIÓN POLÍTICA. Ya os hablaré más de ella en otro momento, solo deciros que por aquí aparecerán alguno de sus comentarios.

1. Daniel, el discriminado por gordo
Reflexión à El trabajo es de becario, así que nada de que contratarías al mejor… En ese caso, si fueras el encargado de contratar al becario ¿A quién elegirías? ¿A una chica o a un chico atractivos o a un gordo? La idea es que siempre pierde el gordo porque a todos nos gusta estar rodeados (en todo momento y también en el trabajo) de gente atractiva. Además, la sorpresa que se iban a llevar el jefe y los compañeros al ver que has cogido a un gordo. Aunque sólo fuera por eso, eliminarías al gordo. Otra cosa es la falta de tacto que tuvo la entrevistadora.

(Aquí por gordo se entiende alguien a quien le sobra mucho peso. No sé cuanto pesaba Daniel, pero era más gordo que yo, aunque también era más bajito).
2. Sobre Jane y sus impresiones sobre mí

Noelia me ha dicho que hasta que me ha conocido más a fondo, nunca habría dicho de mí que soy una persona tímida, que la imagen que doy es de una persona seria, en el sentido de que no parezco la clase de persona que tiene conversaciones sobre lo que has hecho el fin de semana, o que comenta la serie que está viendo todo el mundo. Dice que a penas había hablado conmigo porque no sabía qué decirme.
También me dijo que le parecía mucho más mayor de lo que soy y que la diferencia de edad era otro obstáculo a la hora de saber de qué hablar. Sólo la llevo 7 años, pero ella pensaba que la llevaba unos 15. Aclaro que no dijo los números directamente, sino que dijo que pensaba que tenía la edad de un compañero que la saca 15 años.

En definitiva, entre lo de serio y mayor, creo que la impresión que le dí es que me fuera a decir lo que me fuera a decir, no me iba a interesar y por tanto, ni lo intentaba.
Ya os contaré pero ahora tiene la impresión contraria, e incluso me dice que parezco un poco más joven de lo que soy. ¿Mentira piadosa? J

3.- Chicas
Aquí los comentarios han sido de lo más variopinto:

-      Unos se extrañan de que haya “entrado” a tan pocas, que la estadística va en mi contra.

-      Otros dicen que al menos no he pagafanteado a ninguna, que ya es un mérito.

-      Otros dicen que no me preocupe, que ya encontraré a una mujer buena.
4.- Feos

Aquí también hay de todo:
-      Enrique, como siempre, tiene sus opiniones. Dice que nosotros nos podemos considerar guapos o al menos que no estamos mal. Pero dice que esa es la opinión de un tío, que la opinión femenina puede variar. Y que si estamos como estamos (solos con más de 40 tacos) es porque efectivamente, la opinión femenina es distinta. 

-      Otro amigo nos compara, salvando las distancias, con los tíos de The Big Bang Theory. No es que seamos feos, es que somos raros. Que a las tías les parecemos bichos raros porque no sabemos bailar ni tenemos interés en ello; nos gustan las pelis de acción (en lugar de las de ciencia ficción como a los de the Big Bang –menos mal); vestimos y nos peinamos sin ningún gusto; etc... Un conjunto de cosas que nos hacen distintos a los tíos que sí que salen con tías.
 
-      Otro dice que no es que seamos feos, sino que somos distintos porque no nos ponemos el pelo en cresta ni nos ponemos vaqueros de 200 euros, ni nos pasamos el día en el gimnasio para tener unas abdominales que lucir en la playa. Pero que no estemos a la moda no significa que seamos feos. 

-      Noelia dice que no soy feo en absoluto, es más, que me ve guapo. Que es cierto que estoy gordo, pero que reduciendo un poco las porciones voy a adelgazar y voy a ganar confianza en mí mismo con lo que me voy a ver yo mismo como alguien atractivo.
5.- Sobre habilidades sociales (I)
-      Un amigo me ha dicho que sus recreos eran iguales que los míos.

-      Lo de los exámenes debe ser algo universal aunque a unos les paralice de manera más intensa que a otros.

-      Respecto de lo del abrazo, me han dicho que ponga en un buscador “hover hand”. Haced la prueba y veréis. Dicen que es la prueba para saber si un hombre es virgen. Se trata de tipos raros que se hacen fotos con mujeres guapas, las chicas están seguras y relajadas y le cogen al chico por donde haga falta. En cambio, el chico hace “como si” las estuviera cogiendo por la espalada, hombro, etc., pero en realidad su mano no toca a la chica. Pues ese soy yo solo que en vez de posar para una foto, me tocó dar un abrazo para el que no estaba preparado. 

-      Noelia dice que la resulta curioso todo eso porque siempre ha tenido amigos, que nunca ha tenido que hacer esfuerzos por encajar, que le venía natural. Cuando ha ido al colegio, siempre conocía a alguien, incluso cuando pasó al instituto y a la universidad. Después, durante el año académico hizo más amistades por lo que lo de los recreos nunca ha sido un problema. Si bien en las comidas de empresa, cocktails… siempre se preocupó por ir con alguna amiga, al final terminaba hablando con todo el mundo sin ningún problema. Los besos y abrazos (que ella denomina achuchones) han sido comunes para ella con sus amigos y amigas, por lo que nunca ha tenido ningún problema al respecto. Lo único que comparte con migo es lo de los exámenes orales, pero dice que a ella el nerviosismo sólo la entraba el día del examen.

 

martes, 26 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (II)

Los comentarios de Luis en JANE II me han hecho pensar bastante. Cito a continuación aquellas partes de sus comentarios a las que he estado dando más vueltas:

PARTE I: "Es nuestra lectura meramente racional y no emocional de las relaciones sociales la que arruina nuestro éxito social".
PARTE II: "Ante una situación social (ir de excursión, ir a un concierto, etc…) las personas esperan de otras ciertas respuestas emocionales. Jane esperaba unas respuestas afirmativas de tu parte. Al principio las dabas pero luego al haber otros más extrovertidos que tú, dejaste de darlas. En ese momento cambió su visión sobre ti y pensó que estabas enfadado, cuando en realidad no era así. (…) Por eso los tímidos rehuimos las situaciones sociales, porque nos crean agobio ante nuestra incapacidad para captar las señales emocionales y reaccionar en sintonía con ellas".

Parte III: "El problema está en que tal vez ni siquiera lo hayas captado como tal ante la falta de inteligencia emocional y te pase como con Jane. La chica que quiere intimar contigo (aunque sea para ir al cine, no digo ni siquiera ligar) espera una reacción de ti y como no se la das te rechaza".
La pregunta es:

-      ¿Y si he sido yo el que inconscientemente se ha ido alejando de la gente?

-      ¿Y si aquello que yo interpretaba como rechazo de los demás, en realidad es que la gente veía desinterés por mi parte?

Voy a contar unas pocas anécdotas en que la gente pasó de mí. Lo que no sé es por qué.
a) El paddle

Hace casi 2 años, un compañero de trabajo me habló de ir a jugar al paddle juntos. Me había comentado que solían jugar él y su mujer contra otros compañeros de trabajo; pero que a su mujer no le gustaba mucho, por lo que estaba buscando un compañero de paddle. Le dije que me gustaría mucho y me dijo que la próxima vez que fueran a jugar me llamaría. Han pasado casi 2 años desde entonces y aún no me ha llamado. Yo tampoco le he dicho nada.
La verdad es que era algo que me hacía mucha ilusión porque había jugado contra alguno de mis amigos y se me daba bien (para ser nuevo). Me habría gustado practicar un poco, así la próxima vez que jugara contra mi amigo estaría mejor preparado.

Después de mucho tiempo me encontré a la mujer de este compañero de trabajo. Le dije que hacía tiempo que no hablábamos, que podríamos quedar los tres algún día a tomar un café. Su respuesta: después de que su marido me hubiera invitado una y otra vez a jugar al paddle y que yo siempre le hubiera dicho que no, que su marido no estaba como para tomarse un café conmigo, y ella mucho menos.
Mi interpretación fue que su marido pasó olímpicamente de mí por algún motivo que no llego a comprender y como excusa le dijo a su mujer que yo había dicho que no en repetidas ocasiones.

No le dije nada al respecto a su mujer. Pensé que sería humillarme más aún.
b) Grupos

Creo que ya os he dicho que me cuesta mucho hacer amigos. En el instituto hice cero amigos y en la universidad otro tanto de lo mismo. Después de la universidad sólo he hecho 2 amistades, pero no son del tipo de amistad con la que puedes quedar para hacer algo porque tienen pareja. Eso es todo.
Cuando comienzo algo nuevo siempre existen expectativas porque la gente nueva en un grupo suele quedar para conocerse y hacer cosas juntos.

Existen determinadas situaciones por las que he pasado, en las que los compañeros nada más conocerse salían quedar juntos. Por ejemplo, cuando hice la especialidad la gente quedaba después de clase; en mi destino una vez aprobada la oposición la gente quedaba los viernes para ir a tomar copas juntos; en diferentes cursillos (fotografía, cerámica, cocina…) he visto que la gente quedaba fuera de las horas de clase. Mis compañeros tenían al menos mi dirección de email y a mí nunca me dijo nadie nada de quedar fuera de las clases. 

También he de decir que ha habido ocasiones en las que sí que me he incorporado a un grupo, lo malo es que eran grupos con vocación temporal. Por ejemplo, cuando fui a Inglaterra a estudiar inglés técnico o durante unas vacaciones en Centroeuropa. En ambos casos gracias a unas personas excelentes que se encargaron de formar el grupo y de mantenerlo unido.
c) La mudanza

Cuando vivía en Madrid, un compañero de trabajo nos pidió ayuda a varios compañeros de trabajo con una mudanza. Un día les entró prisa por vender la casa de su abuelo y pidió ayuda para que le ayudáramos empaquetar. Una vez la empresa de mudanzas se hubo llevado todo, hicimos una limpieza a fondo de la casa.
El caso es que el sábado siguiente ese chico mandó un email invitando a una chuletada como agradecimiento. Por lo visto el email les llegó a todos menos a mí.



PERO, NO SÓLO HAN PASADO DE MÍ LOS DIRECTAMENTE IMPLICADOS, NOVIAS Y MADRES TAMBIÉN HAN PRESIONADO PARA QUE OTROS PASARAN DE MÍ:
a) Marco Antonio (mejor dicho, su novia)
En su día Marco Antonio llegó a ser uno de mis mejores amigos. Era uno de esos chicos a los que conocí en la sala de maquinitas. Era un chico bastante atractivo, aunque algo tímido.

Cuando teníamos 18 años comenzó a salir con una chica. Esa chica le “aconsejaba” alejarse de nosotros porque le parecía que éramos como marginados al no socializar como los demás (discotecas, pubs, chicas…).

Todo esto me lo comentó Marco Antonio en privado. Nos seguíamos viendo pero sin que su novia se enterase. Parecía una película de amor y cuernos y así es exactamente cómo me sentía yo. Claro que con el tiempo dejamos de vernos. Una pena.

b) Ventura

Mismo caso que el de Mario Antonio, solo que un año después y que en lugar de ser su novia la que metía cizaña era su madre. Le decía que cómo le iba a salir novia si iba con nosotros.

Ventura fue esquivo al principio hasta que un día nos dijo el por qué. Después de ese día no volvimos a quedar. Cuando coincidíamos era hola y adiós, no se paraba a hablar.

 

domingo, 17 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (I)

En primer lugar le agradezco mucho a Luis todos sus comentarios porque me han servido mucho para reflexionar sobre muchas cosas. En cierto sentido creo que me conoce mejor que yo mismo. Se nota que ha estudiado mucho sobre el tema y cualquier otro comentario que pueda realizar siempre será bienvenido.

Me ha encantado la definición que ha ofrecido Luis de inteligencia emocional: “se entiende como la capacidad que tienen las personas para desenvolverse de forma exitosa en las relaciones sociales.
Cuando la inteligencia emocional se puso de moda gracias a los libros de Daniel Goleman, confieso que sentí curiosidad y me compré 2 de sus libros, pero sólo leí un par de capítulos o 3 de “Inteligencia Emocional”. Dejé de interesarme porque en mi trabajo vinieron unos “consultores externos” para darnos formación en inteligencia emocional la cual siempre terminaba con un ejercicio en grupos de 3 para ver cómo interactuábamos.

Uno asumía el papel de cliente, el otro de jefe y el otro de currito y la clave: qué harías en la situación que te proponían los formadores. Pero ojo, que no era ningún ejercicio teórico, sino que había que hablar y escenificar como si se tratara de una situación real.
Esto me ponía nervioso, lo pasaba mal durante estos ejercicios y pensé que esto de la inteligencia emocional era algo parecido a esos libros americanos que pretenden convertirnos en triunfadores de la noche a la mañana leyendo un libro y haciendo lo que pone en él del tipo: Repite antes de acostarte "Yo puedo, yo puedo, yo puedo...". En definitiva, colgué los libros en la estantería.

Pero siempre me han interesado las habilidades sociales porque soy muy consciente de que carezco de ellas. Hasta ahora no sabía que eran lo mismo que la inteligencia emocional.
Hay determinados momentos en los que no he sabido cómo comportarme y claro, he huido de la situación. Y necesito saber qué es lo que haría una persona normal, de qué hablaría y cómo se comportaría. ¿Hay algún libro bueno al respecto? Me sería de gran ayuda.

Van algunos ejemplos que me llaman la atención porque no he sabido qué hacer, cuando todo el mundo sabe cómo comportarse en estos casos.
a) Recreos

Los amigos que tenía cuando iba al instituto y a la universidad iban a otros colegios. Nos conocíamos porque los fines de semana íbamos a jugar a las maquinitas al mismo sitio y porque nos intercambiábamos juegos y programas de ordenador. Vaya frikis, diréis. Pues sí.
En el instituto no tenía amigos y en la universidad aún menos. Y en los recreos nunca he sabido qué hacer. ¿Qué hice?

En el instituto utilicé la estrategia de la lapa: me arrimé a un chico y permanecí junto a él casi todo el tiempo.
Ya en la universidad, no había recreos sino cambios de clase de 10 minutos. En ese tiempo me quedaba en mi asiento haciendo como si estaba copiando algo de los apuntes que no había cogido en clase.

Es patético, ya lo sé.
b) Picoteo en el trabajo

Entramos varias personas a la vez a trabajar para una empresa y nos ofrecieron un cocktail con algo para picar ese día para que nos fuéramos conociendo todos.
Al principio se acercaba mucha gente a mí y me preguntaban cómo me llamaba, de dónde era, si ya conocía a mi jefe, etc. Pero después de cierto tiempo mucha gente me había saludado y no se acercaban otra vez. Se acercó algún pez gordo a coger algo de la mesa por donde estaba y me dijo algo, después me preguntó quién era mi jefe. Mis respuestas fueron “Sí”, “Rafael”. Se quedó un momento más, pero como no seguí hablando, se marchó.

Aquí me puse nervioso porque era el único que estaba en la mesa picando algo, mientras el resto estaba hablando animadamente, copa en mano.
Encontré la salida: ir al baño. Cuando volví no sabía con quien hablar y busqué otra salida: llamar a mi madre para contarle qué tal había sido mi primer día de trabajo. Luego me fui a casa.

c) El abrazo
Ya os he hablado de ella, es la segunda chica a la que expresé mis sentimientos.

Después de varios años sin vernos, coincidimos un viernes en la estación de autobuses de Madrid. Iba acompañada de su hermana. Cuando me vio, se acercó a mí con una sonrisa e hizo los movimientos oportunos para dar-recibir un abrazo. Yo nunca había dado un abrazo a nadie e hice una pirueta extraña. Ví caras de extrañeza tanto en ella como en su hermana.
¿A qué vino lo de la pirueta? Ya sé que es de gilipollas, pero me curvé entero para poder dar un abrazo de manera que mi pecho no tocara el suyo, no quería que pensara que yo…. En serio, así de gilipollas era y tenía 28 años!!!

d) Exámenes orales
En la facultad había ciertas asignaturas que tenían examen oral obligatorio. Yo las pasaba canutas. Los días antes del examen (de 7 a 10 días) dormía mal, tenía como pesadillas pensando en el examen. El día anterior al examen no podía dormir, pero tampoco podía aprovechar el tiempo para repasar por lo nervioso que estaba. Tenía síntomas físicos como sensación de ahogo, palpitaciones, dolor de cabeza, nauseas, vómitos, dolor de tripa…

Mi madre me quería consolar diciendo que si suspendía no pasaba nada pero que no me pusiera así.
El resto de asignaturas estaban plagadas de notas muy buenas. Por tanto, no era que no pudiera memorizar esas asignaturas, la materia me la sabía y mejor que las otras asignaturas ¿por qué? Porque sabía que en el examen se me iba a nublar la mente y no iba a poder pensar por lo que mi respuesta tendría que ser automática y eso sólo te lo ofrece la memoria. Me lo aprendía como un papagayo.

Era el temor a no poder articular palabra, a quedarme paralizado al tener que exponer ante varias personas lo que me consumía. Es por tanto, lo de enfrentarme, hablar ante varias personas lo que me paraliza.
En los otros apartados está muy claro que se trata de mi falta de habilidades sociales.

Aquí no sé si es mi timidez extrema o si es mi falta de habilidades sociales porque durante el examen oral os juro que no podía pensar en la respuesta a la pregunta, sólo podía pensar en los miembros del tribunal que eran 3 y en mis compañeros que estaban en el aula: qué hacían, cómo me miraban, qué estarían pensando…
Es importante que sepáis que hice un examen oral solo con dos profesores en 4º de carrera. Me salió redondo y mi nivel de ansiedad fue el de un examen escrito.

Para los orales, nuestro profesor normalmente llamaba a otros dos profesores del departamento para que escucharan los exámenes orales y la nota fuera lo más objetiva posible. Ese día, por alguna razón faltó uno. Además, en la lista de personas que se examinaban ese día yo era el último y tuve la suerte de que ninguno de mis compañeros de clase quiso quedarse a oír mi examen.
Me pasa igual cuando estoy con varias personas. Cuando estoy con una o dos personas soy hablador, estoy relajado, lo paso bien. Pero basta que haya una tercera para que a penas abra la boca y cuando la abro tiene que ser algo muy breve porque me pone muy nervioso.

Por tanto, cuando estoy con varias personas está claro que es por falta de habilidades sociales. Pero en los exámenes orales ¿es también lo mismo o es una mezcla de eso y una timidez extrema? Creo que la respuesta es importante porque la solución tendrá que ser también distinta.

domingo, 10 de noviembre de 2013

FEOS

¿Eres feo? ¿Te consideras feo? ¿Y tus amigos vírgenes son feos?

Vayamos por partes:
1.- AUTOEVALUACIÓN

Si me miro al espejo veo a alguien gordo, no feo. Mi médico dice que ve a una persona grande, no gorda (lo que quiera que eso signifique).
Me veo como una persona normal que estaría en la media de “hermosura” o quizá un pelín por encima de la media.

Mis hermanas dicen que no soy feo, que si adelgazara un poquito… Lo mismo he oído decir a alguna amiga de mis hermanas y a alguna compañera de trabajo. Incluso tengo un ex-compañero de instituto que dice que soy guapo à sin comentarios.
Aunque claro, es posible que todo eso sean mentiras piadosas.

Pero he podido caer en la trampa de la autoevaluación al considerarme en la media o un poquito superior a la media.
¿En qué consiste la trampa de la autoevaluación?

Con un símil lo vais a comprender perfectamente: nuestro nivel de inglés.
Cuando terminé la facultad había que buscar trabajo. En las ofertas de trabajo decía “Nivel alto de inglés”. ¿Qué es eso? Quien sabe. Pero pensé que me convenía tener un título que lo acreditara. Mis amigos ponían “Inglés: nivel alto (o muy alto) tanto hablado como escrito” sin ningún título que lo avalara.

Yo me preparé el Proficiency (C2) de los exámenes de Cambridge porque es el nivel más alto. Mis amigos decían que ellos tenían ese nivel y que si se lo pedían en algún sitio pues que harían el examen y listo. (Ese examen supone saber algo más que indicar a un turista que gire a la derecha en la esquina y después siga recto que era el inglés que sabían esos chicos.)
Su autoevaluación no les llevó a ningún sitio porque en una entrevista de trabajo en la que un nativo te habla en inglés, no puedes murmurar las 4 palabras que sabes de inglés que se reducen a indicar a un extranjero dónde está la tienda de helados.

Yo me saqué el Proficiency. ¿Qué pasó con los que se autoevaluaban con nivel alto o muy alto?
Pues uno de ellos está ahora mismo en la escuela de idiomas estudiando 4º curso. Está en paro y AHORA quiere tener algún título. OJO: que su nivel autoevaluado era “alto o muy alto” hace muchos años y ahora no sé si su nivel sería el A2. Creo que si apruebas 4º te dan el B1, pero ni idea. Del A2 al C2 hay un trecho.

Pues lo mismo nos pasa al autoevaluarnos la “hermosura”. Si la evaluación es nuestra, tendemos a sobrevalorarnos, al fin y al cabo nos queremos a nosotros mismos y nos vemos todos los días por lo que nuestra cara tiende a sernos “agradable”.
2.- EVALUACIÓN POR TERCEROS

Si la autoevaluación no vale, pues que sea un tercero el que lo haga para que la evaluación sea más objetiva ¿no?.
Ya, pero es que soy tan tímido que no me atrevo a poner ninguna foto en ningún sitio. Me da una vergüenza terrible.

Es que incluso lo paso mal yendo al fotógrafo el cual siempre tiene que repetir la foto porque sale con caras raras al fingir una sonrisa. Culpa suya que te dicen “Sonríe…”. Mierda, ahora que me acuerdo, sólo me queda un año para renovar el DNI.
3.- TEORÍA DE LOS APARTAMENTOS

Escuché a Emilio Duró decir algo así como que si tienes 40 años y sigues virgen, es que guapo guapo no eres. Y tengo un amigo, Enrique, que lo repite bastante, aunque refiriéndose a sí mismo.
Este mismo chico tiene una teoría que llama Teoría de los apartamentos.

Se refiere a la escasez de apartamentos buenos en Madrid. (Al menos era así en su día, cuando formuló su Teoría en 2001). Apenas sale un anuncio bueno en el periódico, llamas y te dicen que ya está alquilado. Pero si acaba de salir hoy y acabo de comprar el periódico a primera hora de la mañana. ¿Cómo es posible? Pues lo es, ya está cogido. Y es que el bueno bonito y barato no existe, al menos para la gran mayoría.
a) Apartamentos Clase A

Según esta teoría, los apartamentos buenos desaparecen incluso antes de que nadie se entere de que está libre (Enrique dice que cuando una tía buena está libre, hay miles de babosos haciendo cola que están al acecho y que no dura nada estando libre).
b) Apartamentos Clase B

Por tanto, los apartamentos que van quedando libres (y que puedes ir a ver) son aquellos menos valorados. Son pocos y malos y te tienes que conformar con ellos, porque que el resto es peor.
c) Apartamentos Clase C

Finalmente, hay apartamentos que no se alquilan ni aunque la vida del dueño dependiera de ello. Están en el mercado (como nosotros) pero es como si no lo estuvieran por múltiples razones:
-      El apartamento está totalmente destartalado y con cucarachas. 1.000 euros.

-      El apartamento está totalmente equipado y con el espacio aprovechado eficientemente. 700 euros. Sí, pero se olvidaron de decir que tenía 25 metros cuadrados.

-      El apartamento está justo encima de una discoteca ruidosa. 1.000 euros…
Según Enrique, él sería como un apartamento de Clase C, el problema es que el dueño (él) no sabe ver dónde está el problema:

-      Si el apartamento está en el centro de Madrid, piensa el dueño que qué menos que pedir 1.000 euros. à Ya, pero está totalmente destartalado y con cucarachas, o está justo encima de una discoteca.

-      Si el apartamento tiene de todo: para cocinar, dormir, ducharse… piensa el dueño que es un lujo que en pleno centro de Madrid puedas vivir de manera independiente por solo 700 euros à ¿Independiente? Es más pequeño que compartir piso, al menos tendría cocina y armarios decentes.

-      Si es apartamento es tradicional español, piensa el dueño que es ideal para que se integre la gente de fuera: sí, claro, con el toro o el torero y la gitana encima de la tele, papel pintado de los 80, sintasol en el suelo… Sin comentarios.

¿Y qué me dice esta teoría?
Pues quizá no me diga que soy feo, no lo sé, es posible que sí y también es posible que no.

Lo que me dice es que soy como uno de esos apartamentos que nadie quiere y que por algo será, que tengo que averiguar por qué no soy atractivo para los potenciales arrendadores y remodelar el apartamento.
4.- ¿Y TUS AMIGOS VÍRGENES SON FEOS?

Hay 3 que sí que son feos, no se puede negar. Pero el resto definitivamente no son feos.
Claro que no tenemos ningún gusto en el vestir, ni sabemos arreglarnos para destacar nuestros puntos positivos, (vamos que nuestra forma de vestir, llevar el pelo, etc. da pena) pero ese es otro problema.


CHICAS

En una entrada anterior dije que había expresado mis sentimientos a 4 chicas y que había sido rechazado en las 4 ocasiones. Pues ha habido una quinta. Pero antes una chica maravillosa me dijo que conocía mis sentimientos por ella. De esta última hablaré en otro post.

Por mi forma de ser he tenido muy poco contacto con chicas. Mi vida social se ha reducido a unos pocos amigos chicos y ahora que vivo en otra ciudad, ni eso.
1.- Primera

Expresé mis sentimientos por primera vez a una chica cuando tenía 20 años. Era una compañera de facultad. Hablamos por primera vez mirando en el tablón de anuncios las notas de un parcial. A los pocos días coincidimos a la salida de clase, la residencia donde se alojaba se encontraba camino de mi casa y comenzamos a ir juntos a casa después de clases; así nos fuimos conociendo mejor.
Un día me comentó que solía ir a correr con un par de amigas los sábados por la mañana y me propuso ir con ellas ya que le había dicho que quería adelgazar. Acepté.

Me sentía tan a gusto con ella que en una de mis conversaciones, sin querer, le expresé mis sentimientos. Para mi asombro, no fui patoso en absoluto, sino que todo fluyó de manera natural.
Me dijo que estaba pensando abandonar la carrera, volverse a casa (era gallega) y estudiar imagen y sonido. Por lo que no podía ni pensar en comenzar una relación. A los 2 meses se fue a su tierra.

2.- Segunda
Era una compañera de facultad que me pedía los apuntes y me preguntaba dudas de clase. Era la clase de chica que te hacía sentir importante. Por ejemplo, después de contestarle una pregunta siempre me decía “Eres estupendo”; “Me encantan los hombres inteligentes, tu novia flipará contigo”.

Cuando llegó la época de exámenes comenzó a llamarme varias veces al día. Unas veces era porque tenía dudas o porque no entendía una de mis abreviaturas, pero la mayor parte de las veces era para ver cómo lo llevaba. En una ocasión le dije que ese mismo día había comenzado a repasar y que como el examen era al día siguiente me iba a quedar toda la noche estudiando porque quería sacar buena nota.
A partir de aquel día ya no se separaba de mí en la facultad, comenzó a sentarse a mi lado y me llamaba a menudo por teléfono. Después de 4 meses, ya había comentado a los de mi círculo de amigos que me gustaba. Mis amigos, mi madre (que es quien cogía el teléfono), y todo el mundo me decía que tenía que decirle algo, que lo tenía hecho.

Y se lo dije. Ella me dijo que tenía novio de toda la vida, que cuando me dijo que no tenía novio era porque habían roto temporalmente.
3.- Tercera

En una ocasión fui a una entrevista de trabajo a Madrid donde vivía un amigo y quedé en irle a ver a su casa. Comimos en su casa y me presentó a una compañera de piso con quien me quedé hablando una vez él se hubo marchado por trabajo. Tenía una conversación muy interesante y es de las personas que te hacen sentir genial.
Mi amigo me dijo que le había caído muy bien. La siguiente vez que mi amigo fue a ver a sus padres se llevó a María. Hablamos y nos conocimos mejor.

En otra ocasión volví de visita a Madrid. Hablamos, nos dimos los teléfonos me llamó un par de veces. Luego fui yo, y así durante unos meses.
Finalmente vino con mi amigo a las fiestas de mi ciudad. Mi amigo que había hablado con ella decía que me ponía por las nubes y que lo tenía a huevo. Mis otros amigos, me dijeron lo mismo, así que me tiré a la piscina.

Me dijo que no había entendido nada. Que era un buen tío y que había tratado de ser cariñosa conmigo porque se me veía que lo necesitaba, que me veía con una actitud un poco derrotista con las chicas y que me merecía mucho más.
4.- Cuarta

En Madrid conocí a un par de chicos en el gimnasio. Me invitaron al cumpleaños de uno de ellos donde conocí al resto de la pandilla. Todos estaban emparejados salvo una chica, Cristina.
El siguiente fin de semana me invitaron a salir por ahí y me dijeron que Cristina había preguntado por mí: si tenía novia, etc.

Como siempre: nos conocemos, parece que me gusta y mis amigos me dicen que lo tengo a huevo. Básicamente le digo (algo mucho más light que a las anteriores) que me resulta agradable, que tenemos cosas en común y qué la parecía la idea de irnos conociendo mejor con vistas a una relación. Y ella me dice lo de “solo como amigos”.
5.- Quinta

Una compañera de trabajo el día de su cumpleaños llevó unos croissants y pasó por mi despacho para invitarme. Como a penas habíamos hablado antes, nuestra conversación se alargó un poco. Me dijo que en su casa, en vez de decirla “Felicidades”, la preguntaban que si ya tenía novio porque ya tenía 35 años. Yo dije que tampoco tenía novia y que ya tenía 40; que mi familia era igual, siempre pensando en que había que casarse.
Me llamó algún fin de semana para hacer cosas con su grupo de amigos: excursiones, barbacoas, etc.

Comenzamos a vernos un par de minutos al día en nuestros despachos, ya sabéis: (i) Mira qué me he comprado ¿te gusta?, (ii) ¿Lo pasaste bien el fin de semana; (iii) Los del grupo vamos a quedar esta tarde para tomar chocolate, ¿Te apetece?... Esas cosas.
Parecía que la cosa iba bien, camino de hacernos amigos (nada más), pero se me ocurrió decirle lo mismo que a la  cuarta. Pero ella me dijo que aunque no era correspondida, estaba enamorada de Manuel, un compañero de trabajo.

-------
¿He estado enamorado de alguna de ellas?

-      Con primera sentí como un amor a primera vista, me gustó en el instante que la ví, pero no sé si eso era amor o encoñamiento.

-      Con la segunda definitivamente no era amor. Es que si te ponen por las nubes, emocionalmente quieres continuar con ese sentimiento y eso es lo que buscaba.

-      Con la tercera me pasó exactamente lo mismo que con la segunda. 

-      Con la cuarta y con la quinta si les dije algo a esas chicas fue porque me sentía presionado por la edad y por mis compañeros. La cuarta ni siquiera me gustaba físicamente y a quinta a penas la conocía. Parece que en vez de avanzar retrocedo.