Translate

lunes, 9 de diciembre de 2013

PADRES SOBREPROTECTORES

Uno de los patrones que seguían los hombres con timidez amorosa, de acuerdo con Gilmartin era que teníamos unos padres sobreprotectores.

En mi caso es verdad, siempre tenía una malla donde caer para no hacerme daño, siempre tenía a mis padres que me solucionaban los problemas.
1. AMIGOS

En la infancia no tuve que hacer amigos; mi madre los hizo por mí.
Ahora en serio. Mi primer amigo fue un niño que iba a mi colegio, pero yo ya le conocía de antes porque su abuela vivía en el bloque contiguo. Antes de ir por primera vez al colegio mi madre ya se había encargado de que nos conociéramos, de que jugáramos juntos, etc.

Según avanzaban los cursos hasta 5º de EGB ocurría algo parecido. Después del colegio mi madre nos solía llevar al parque a merendar y jugar. Allí quedaba con otras madres que también llevaban allí a sus hijos y mientras nosotros estábamos a lo nuestro, ellas podían hablar un poco. Los amigos que hice a esas edades eran los hijos de esas madres (niños que iban a mi clase, claro).
2. LLORAR

Mi forma de solucionar los asuntos cuando era pequeño era llorando porque sabía que mis padres solucionarían mis problemas.
Recuerdo que a la salida del colegio siempre quería que me compraran un Tigretón. Mi madre decía que no, pero me ponía a llorar y problema solucionado. Después ya en mi época del instituto o de la universidad, no hacía falta llorar, mi madre se anticipaba y tenía la casa llena de pastelitos, brazos de gitano, Coca Colas, etc;

Cuando tenía 4 años me quitaron un anillo en el cole y en vez de decírselo a la profesora o enfrentarme al niño, les fui a llorar a mis padres que se encargaron de que me devolvieran el anillo.
Con 10 años el director del colegio me acusó junto a otros compañeros de haber roto el grifo de una fuente del colegio. Le dije al director que yo no había sido sin saber cómo defenderme. Él me castigó y tuvieron que ir mis padres a defenderme.

En realidad este tipo de situaciones en las que no me enfrentaba a nada, sino que dejaba que fueran mis padres los que lo hicieran por mí, eran bastante comunes.
3. JUGUETES

Mi madre me tuvo que comprar varias pistolas de pistones porque las perdía, me las dejaba en algún sitio o me las quitaban. Por lo visto, no paraba de llorar hasta tener una.
En Reyes siempre tenía los juguetes que quería cuando era pequeño. Mis primos me tenían una envidia… Luego al tener más hermanos, ya no pudo ser.

4. ESTUDIOS
Cuando era pequeño, los trabajos manuales que me mandaban en clase me los hacía mi padre porque yo no me creía capaz. Ni siquiera lo intentaba.

A la hora de hacer la tarea en seguida me daba por vencido sin mirar antes si quiera los ejemplos o la teoría. Entonces pedía ayuda a mis padres los cuales se pasaban toda la tarde conmigo intentando resolver (ellos) los problemas. Recuerdo que mis padres compraron diversas enciclopedias, pero los únicos que las consultaban eran ellos PARA HACERME LA TAREA!
En el Instituto como veía que no sabía ni por dónde empezar a hacer la tarea, me pusieron un tutor de matemáticas. La realidad es que ni había tomado apuntes ni me había estudiado el libro ¿Cómo iba a saber cómo empezar? En la universidad, por el contrario, sí que estudié y siempre supe cómo enfrentarme a un supuesto práctico (fuera correcta o no mi solución, pero el caso es que sí que sabía cómo comenzar y seguir porque había estudiado).

5. HORAS DE LLEGAR A CASA
Cuando era un adolescente, la hora de llegar a casa los fines de semana eran las 22.00. Para mí no era un problema porque salía a las 19.00 – 19.30 para ir a jugar a las maquinitas, hablar un poco y vuelta a casa.

Recuerdo que con 16 años un día llegué a casa a la hora de desayunar. Eran las fiestas de la ciudad y todo el mundo estaba por ahí. A nuestro grupito se nos habían juntado (sólo por ese día) unas chicas que iban a la clase de uno de mis amigos. Si ellas se quedaban, nosotros también. Además, nunca teníamos compañía femenina, así que había que aprovechar. Cuando llegué a casa, vaya bronca que me llevé.
Esa regla de a las 22.00 en casa se fue relajando con el tiempo.

6. DINERO
Siempre he recibido el apoyo de mis padres, pero teniendo en cuenta que en casa éramos muchos y que éramos de clase media.

Había cosas para las que el dinero estaba garantizado a pesar de ser muchos. Por ejemplo, me compraban libros nuevos cada curso, cuando había niños que se los tenían que comprar usados a los niños que iban un curso por delante.
Eso ocurría, en general con todo lo relativo al colegio. Si necesitaba pinturas y estuches… me lo compraban.

Para otras cosas ya no nos podían dar el dinero que pidiéramos. Por ejemplo, cuando estaba en el Instituto, a mis compañeros les daban la paga, a mí no me la podían dar.
Como teníamos horario sólo de mañana, mi tío me buscó trabajo como ayudante de tornero: sólo tenía que lijar barnizar, barrer, ese tipo de cosas. El sueldo era mísero, pero se lo daba a mis padres y ellos comenzaron a darme 1.000 pesetas a la semana para que me supiera administrar.

Después cuando fui a la universidad sólo trabajé 2 veranos. Entonces tampoco tuve que buscar trabajo, me lo dio el padre de un amigo que trabajaba de albañil haciendo cocinas y su hijo (mi amigo) le echaba una mano durante el verano. Le dijo a mis padres que no le vendría mal una mano más (baratita, por supuesto) y mis padres me lo propusieron. Me tocó ayudar a picar, pintar, bajar sacos de escombros por la escalera (había obras en que no había ascensor), esas cosas. Cobré poco, pero con eso tuve para hacer alguna cosa extra y tener algo (muy poco) ahorrado.
Por tanto, las primeras veces que trabajé, no tuve que buscar trabajo, sino que me ya me habían buscado trabajo otros.

Cuando me fui a Inglaterra a aprender inglés mis padres me dieron el dinero, y era una pasta.

Conclusión: Sí, estuve sobreprotegido.

sábado, 7 de diciembre de 2013

DIETA

Ya sé que esa entrada os va a parecer un poco "Off topic", pero creo que le puede venir bien a alguien que encuentre en mi misma situación: gordo y con necesidad de adelgazar. Os cuento la experiencia de otra persona a la que le he ido bien. No sé si es bueno o no; se admiten críticas.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 
Es fácil comprender que muchos de los problemas de autoestima que padezco tienen que ver con mi forma física. Ahora bien: todavía no sé en qué dirección van esos problemas: 
-          Mucha gente cree que como soy gordo, mi forma física mina mi autoconfianza de ahí vienen mis complejos, mi forma de pensar en “yo no”, “no puedo”, etc.

-          Sin embargo, otra opción que también hay que explorar es la del autosabotaje. En algún momento en que me han ido mejor las cosas he vuelto a engordar muy rápidamente. ¿Se trata de autosabotaje o un medio que tiene el cuerpo de llegar al equilibrio al que estaba acostumbrado, es decir a los 115 kilos de nuevo?
Creo que merece la pena explorar ambas posibilidades.

Lo que sí que es cierto es que mucha gente cree que poniéndome en forma voy a recuperar la autoconfianza y las cosas me van a ir mejor.

El sábado pasado recibí un email de un chico que dice que antes estaba gordo y que actualmente se encuentra fibrado. Llegó un momento en que tocó fondo: tenía problemas médicos debido a su peso (IMC=35,3%) y su novia le había abandonado; así que decidió hacer algo por cambiar.
Su visión es que si estás guapo por fuera, te sientes mejor y tu autoestima aumenta; al mejorar ésta, tu temor por las mujeres disminuye por lo que las probabilidades de conectar con mujeres aumentan.

En este primer email me envió los aspectos básicos de su dieta, la forma de cuidarse, etc. Reconozco que las únicas dietas que he hecho han sido del tipo: una semana sin comer chocolate o una semana sin Cola Cola, o ayuno como os comento en otro post, pero nada más, es decir, han sido dietas de privación: no han sido dietas que consistan en que tienes que tomarte estos alimentos en estas cantidades, etc. Así que he intercambiado varios emails con él tratando de conocer más a fondo lo que me preguntaba. También me ha mandado fotos de los productos que compra para disipar cualquier duda. Él compra sobre todo en Mercadona, pero dice que son productos básicos que se pueden encontrar en cualquier supermercado.
Le he pedido permiso para publicar nuestras conversaciones porque puede haber gente a quien le venga bien; y le ha parecido bien. Hay que tener en cuenta que el chico cuenta su experiencia, no son los consejos de un experto. Lo que sigue es un resumen de sus recomendaciones y unos comentarios míos:

1. COMIDAS

Prohibidos los dulces y el embutido.
Desayuno: copos de avena con leche desnatada
A las 11: manzana o yogur
Comida: pechuga de pollo, arroz y ensalada
Cena: salmón y verdura o ensalda.

Pero para no aburrirnos, existen alternativas de modo que podemos mezclar como deseemos. Por ejemplo, un día podemos comer pollo con alubias y espárragos; otro día, pavo con arroz integral y ensalada.
Es decir, cogemos un alimento de cada fila.

 
ORIGINAL
SUSTITUTOS
COMIDA
Pollo
Pavo
Claras de huevo
Ocasionalmente carne roja
 
Arroz integral
Alubias
Garbanzos
Pasta integral
 
Ensalada
Broccoli
Espárragos
 
 
 
 
 
 
CENA
Salmón
Atún
Merluza
En general pescado
 
Verdura
Ensalada
 
 

 
En cuanto a las porciones, todo debe caber en un plato medio, sin que rebose.
Si pasas hambre durante el día, puedes comer manzanas o tomar té con stevia.

Si tienes hambre por la noche, puedes tomar queso batido 0% grasa con un poco de edulcorante líquido o stevia y canela.



2. EJERCICIO

Este chico considera imprescindible estar apuntado a un gimnasio porque como te cuesta dinero, te obligas a ir.
Sus consejos son:

-          Correr en cinta 30 minutos al día
-          Pesas
No especifica qué pesas hay debo hacer, sino que me dice que le pida a un monitor una rutina de ejercicios de pesas para perder grasa y mantener o incluso ganar un poco de músculo.

A la salida del gimnasio me recomienda que me tome un batido de proteínas.

Dice que la combinación dieta + ejercicio + proteínas hace que te fibres.

Además de las proteínas, este chico me recomienda que por la mañana me tome un multivitamínico y aceite de pescado. Media hora antes de la comida y la cena tengo que tomar fucus/alcachofa.





3. CUIDARSE

Dice que también tengo que cuidarme:
-          Me comenta que tiene una máquina para recortar el pelo de pecho y espalda. Esto, además de ser más estético, va a ser muy útil cuando me de las cremas para la piel de que luego hablaré.

-          Dormir 8 horas mínimo (algo de hormonas que no alcanzo a comprender).

-          Peeling para las células muertas una vez a la semana. Es para preparar el cuerpo para que se absorban mejor las otras cremas/aceites.

-          Crema hidratante porque al adelgazar la piel se me va a quedar hecha una mierda si no lo utilizo. También puedo utilizar aceite corporal para después de la ducha y crema antiarrugas para la cara porque al perder mucho peso se te arruga la cara.

-          Gel reductor del abdomen.

-          Utilizar antiojeras si las tengo marcadas incluso después de dormir 8 horas como es su caso.




 

 
 
 
 
4. ROPA
Dice que para sentirme bien tengo que comprarme ropa “que mole”; que no mire revistas de tíos porque los que salen en ellas parecen bobos; que tengo que fijarme en tíos de mi edad o similar que conozca o que vea a diario y que crea que visten bien. Tengo que intentar comprarme algo parecido y luego vaya desarrollando mi propio estilo.

Además, si llevo gafas me recomienda que me ponga lentillas y que si salgo por ahí que me ponga una colonia que huela bien.

COMENTARIOS

1. DIETA
Si me he animado a publicar esta entrada es porque he decidido seguir esta dieta. Si le ha funcionado a este chico me puede funcionar a mí y creedme que necesito adelgazar porque me siento fatal conmigo mismo.

Además, parece sencilla: no tengo que contar gramos, ni calorías, ni existen alimentos raros.
No obstante, me parece que es una dieta bastante estricta por lo que creo que voy a comer muchas manzanas y que me la saltaré alguna que otra vez, aunque intentaré no hacerlo. Espero que funcione.

2. EJERCICIO
Bueno, ya estoy apuntado a un gimnasio, lo que pasa es que últimamente no voy. En noviembre habré ido un día en total. Lo que suelo hacer allí es andar en cinta durante 20 minutos a buen ritmo, luego voy a la máquina de abdominales y hago unas cuantas, no las cuento pero no son muchas.

Nunca he hecho pesas, ni siquiera me acerco a la sala de pesas. Intimida un poco estar rodeado de esos tíos cachas; como si tuviera que disculparme por estar ocupando un espacio que les pertenece, no lo sé, el caso es que estoy incómodo. En cambio en las cintas y en la máquina de abdominales suele haber de todo: chicos, chicas y personas mayores.
Le comentaré a un monitor a ver qué piensa, pero mi objetivo no es ponerme musculoso, sino simplemente, que mi cuerpo se parezca lo más posible al de una persona normal.

Respecto de las proteínas, vitaminas, etc… no me convence. Creo que prefiero no tomar más química porque ya tengo bastante con los antiinflamatorios y analgésicos que tomo a diario.
3. CUIDARSE

Me parece que tiene razón, pero voy a ser más comedido porque este chico tiene de todo.
He consultado con una de mis hermanas y me ha dicho que es importante el peeling para preparar la piel para las cremas posteriores: aceite corporal para el cuerpo y crema antiarrugas para la cara. Finalmente, aunque no me lo creo mucho, me comparé el reductor abdominal, a ver qué tal.

Lógicamente también me compraré la máquina para recortar el pelo del cuerpo porque si no los botes de crema me van a durar 2 días.
4. ROPA

Siempre he tenido problemas con la ropa. La ropa que me gusta nunca me vale y la ropa que me he tenido que comprar es aburrida y me sienta como un saco. Cuando adelgace ya pensaré en comprar ropa.

------------------------------------------------------------------------------------ 
Si alguien ha tenido alguna experiencia bien porque ha adelgazado más de 15 kgs o ha utilizado alguno de estos productos, agradecería sus comentarios.


viernes, 6 de diciembre de 2013

OBESIDAD: HISTORIA DE UN YOYO

1.- EL ORIGEN

Cuando murió mi abuelo siendo yo niño, sólo recuerdo una cosa: tenía la cara chupada y el cráneo lo tenía bien marcado. Tenía 58 años.
Pocos años más tarde en el lugar donde residía murió una mujer que tendría sobre los 30 años. Fuimos al tanatorio a presentar nuestros respetos. Allí vimos que el ataúd estaba abierto para que la gente pudiera despedirse de la difunta. De nuevo, me fijé en que su cuerpo era muy delgado y que tenía la nariz y los pómulos muy marcados, exactamente igual que mi abuelo.

Esta experiencia fue un antes y un después en mi vida. Y a los 11 años DECIDÍ que yo sería gordo. La palabra es correcta, fue una decisión consciente y premeditada por el temor a la muerte. En mi mente tenía que séolo los delgados se mueren.
Recordáis que hay ciertas enfermedades que hacen que nuestro apetito disminuya o directamente que hacen que no queramos comer nada por ejemplo, una gripe? En mi caso, si bien mi cuerpo me pide comer poco, mi subconsciente me empuja a comer todo lo posible. Así que después de pasar una de estas enfermedades me doy cuenta de que he engordado.

Todo comenzó poco a poco: un trozo más de pan en la comida, otro vaso de leche para cenar… Cuando a alguien no le gustaba algo, yo me ofrecía voluntario para comérmelo, etc.
Por tanto, desde los 11 hasta los 14-15 fue un incremento gradual, muy pequeño. Era más gordo que mis compañeros de colegio, pero tampoco lo suficiente como para que me apodaran gordo.
2.- EL CAMBIO HORMONAL

No recuerdo exactamente si fue a los 13 o a los 14 años cuando comencé a tener un hambre espantosa al tiempo que crecía mucho a lo alto y un poco a lo ancho.
Recuerdo que mi padre estaba disgustado por mi forma de comer. Tenía tanta hambre que comía muy rápido y en grandes cantidades. Pero no podía evitarlo, seguía teniendo hambre y mucha. De hecho, comía grandes cantidades de cualquier cosa, incluso de aquellas cosas que nunca me habían gustado. Por ejemplo, garbanzos con berza. Iba a escondidas por la noche o por la tarde al frigorífico de mi madre para ver si había sobrado algo, porque siempre estaba hambriento.

3.- DINERO
Cuando tenía 16, casi 17 años, en casa comenzaron a darme una paga de 1.000 pesetas (vamos, lo que hoy son 6 euros) a la semana. Mis compañeros de clase utilizaban sus pagas para salir por ahí y tomarse alguna cerveza en algún discopub ruidoso.

Yo las utilizaba para comprarme chuches. Todos los días me gastaba 100 pesetas en chuches, lo cual me dejaba algo de calderilla para jugar a las maquinitas durante el fin de semana.
Además, en casa mi madre solía traer pastelitos Hermanos Martínez, Coca Colas, batidos, etc… vamos que siempre tenía de dónde coger por lo que me pasaba el día comiendo estas cosas.

Mi madre tenía buena intención: lo traía por si venía alguien tener algo dulce que ofrecer; pero yo era un abusón y recuerdo perfectamente que lo mínimo que me comía al día era un brazo de gitano, además de beberme 4 latas de Coca Cola al día.
Esta época fue muy larga y duró hasta que encontré trabajo y me tuve que ir a vivir a Madrid. Pesaba 122 kgs.

4.- MADRID
Las había pasado canutas para encontrar un traje que me valiera. Sólo compramos 2 en una tienda en que tenían trajes para gordos y me sentaban como si tuviera una sábana encima en lugar de un traje. Horrible.

Después de unos meses en que me sentía fatal me puse a adelgazar por mi cuenta.
-          No desayunaba
-          Mi comida era un vaso de leche desnatada con 3 galletas María; y
-          Mi cena era una miniensalada de lombarda sin nada más.
Nada de carne, pescado… Nada. Esa era mi dieta.

No recuerdo de dónde saqué la fuerza de voluntad, pero fui capaz de seguir esta dieta tan estricta durante unos 3-4 meses. Y adelgacé, sí, adelgacé. Mi peso eran 99 kgs y no me lo creía, me sentía ágil, me sentía fenomenal.
Pero me miraba al espejo desnudo y lo que veía no era agradable. Estaba más delgado, sí, pero raro. Se comenzaban a notar determinados huesos que siempre habían permanecido ocultos, y seguía teniendo grasa en buena parte del cuerpo, aunque menos. En la parte de los pectorales tenía la piel caída, lo que se suele denominar piel de vieja.

Después la carga de trabajo se incrementó de manera exponencial y con mi dieta yo no tenía fuerzas para nada. Muchos días tenía que quedarme a trabajar por la noche por lo que tuve que abandonar esa dieta que estaba haciendo y llevarme algo al trabajo para aguantar hasta que hiciera falta por la noche.
Comencé llevando esas barritas de chocolate con cacahuetes que había comido en Inglaterra. Qué buenas. Al principio me comía una para mantener energía… pero no tardé en comerme 2, 3, 4, 5 o todas las que tuviera al alcance de mi mano.

Mis compañeros que también tenían que currar se solían pedir pizza a Pizza Hut. Pues a eso también me apuntaba yo. Lo de las barritas de chocolate me pareció tan buena idea que comencé a llevar galletas, chocolate, caramelos… al trabajo POR SI en algún momento de la mañana tenía hambre y sólo necesitaba comer un poco, por ejemplo, 2 galletas. Así no tenía que llamar para que me trajeran todo un sandwitch que encima sería más caro.
Claro, ahora tenía un montón de basura en mi mano y no hacía más que comérmela.

Esta época coincidió con 2 de mis peores épocas: la del Burger King (para comer) y la de croquetas y huevos (para cenar).
a) Burger King

De lunes a viernes iba a comer siempre al Burger King. Menú Big King XXL (hamburguesa, patatas, Coca Cola) y helado de postre.
b) Croquetas y huevos

En una ocasión fui con mis padres a cenar a un restaurante en un pueblo de Castilla y en el mismo había un concurso de croquetas y huevos fritos. Nos comimos los huevos y las croquetas hechas por los concursantes y estuvieron buenísimas.
En casa se me ocurrió hacer lo mismo, pero mi masa no tenía la consistencia adecuada, así que me compré croquetas de diversas marcas para ver qué podía ponerles a mis croquetas. Me fui aficionando más y más a las croquetas y a los huevos y esto engorda que no veas… Todos los días para cenar.

Esta época de Burger King y de croquetas y huevos fritos duró hasta que abandoné el trabajo. Tenía el colesterol, ácido úrico, enzimas hepáticas altas… Mis análisis estaban hechos un cuadro y yo pesaba 125 kgs.
6- ÉPOCA DE PARO

Cuando abandoné mi trabajo tenía muy claro que ese trabajo no era para mí y debido a mi timidez, fobia social o lo que sea, estaba destinado a que me echaran, así que yo mismo les dije adiós.
Fue una decisión acertada. Lo que no fue tan acertado fue haber abandonado sin otro trabajo a la vista. Incluso algo peor: no sabía a qué quería dedicarme.

Como me pasé muchos meses en el paro, tuve que abandonar el apartamento y buscar otro más barato. La comida tenía que ser lo más barata posible y llegó una nueva época: la época de la pasta: todos los días sin excepción cenaba pasta, y muchos días para comer también.
La recuerdo como una época horrible. No tenía paro porque me había marchado yo, mi dinero poco a poco se acababa y no sabía cual sería mi futuro. Esta angustia se traducía en comer más y más chuches y pasta para relajar la tensión.

Ya son 129 kilos.
Me hice unos análisis para ver qué tal iban el colesterol y el ácido úrico y el médico me dice que todo está mal porque el informe de los análisis estaba lleno de estrellitas y que eso no podía ser.

Me paso unos meses a medio dieta, es decir, oficialmente estoy a dieta, solo que unos días la cumplo mejor que otros. Después de esos meses había bajado nuevamente a 122 kgs.
Entonces consigo trabajo: vendedor de ordenadores.

7.- VENDIENDO ORDENADORES
Conseguí este trabajo en una tienda muy pequeña: el dueño que hacía de todo, el hermano del dueño que te llevaba los ordenadores a tu casa y te los montaba allí; y yo que hacía de todo.

La ansiedad por la falta de ingresos había desaparecido. Me gustaba vender ordenadores y el trato con la gente era distinto al que tenía en mi anterior trabajo. Por tanto, me resultaba difícil trabajar con la gente, pero con el tiempo te acostumbras.
No hice nada específico, pero la falta de ansiedad hizo que mi peso bajara a 110 Kgs.

8.- LA OPOSICIÓN
Después de un tiempo me di cuenta de lo obvio: que vender ordenadores está muy bien, pero que no te da un salario suficiente para vivir. Estaba ganando al mes unos 750 euros.

Así que decidí opositar a algo bajo para poder tener alguna oportunidad de aprobar, además, ya no era un recién titulado y hacía mucho que no me sentaba a estudiar delante de unos libros.
Toda oposición, alta o baja es difícil. En las altas es obvio, entra muchísima materia y se presenta gente que lleva muchos años preparándola. En las bajas porque se presentan miles y miles de personas y la competencia es feroz. Por tanto, aunque sea fácil, si algún tío se sabe la lección de una forma un poco más literal que tú, él obtiene la plaza y tú te pasas otro año sin cobrar nada y gastando dinero.

Esto significa stress, ansiedad, y en definitiva ganancia de peso. Nuevamente a los 129 kilos.
9.- APROBAR LA OPOSICIÓN

Al aprobar la oposición disminuyó el stress en mi vida. Como decían mis amigos, ya tengo la vida solucionada. Mi peso fue bajando poco a poco hasta llevar a 95 kgs. Lo más bajo que he tenido en mi vida.
Pero con el tiempo volví a engordar porque me encuentro muy solo y eso genera ansiedad. En Barcelona se pueden hacer muchas cosas con mucha gente distinta, sí. Pero no tengo a ningún confidente, ningún amigo, nada. Me los dejé en mi tierra natal. Y día tras día, fin de semana tras fin de semana completamente solo es algo muy difícil.

Es la situación en la que estoy hoy:
-          Profundamente solo sin amigos.
-          Mi peso suele variar entre 114-117 kgs.
-          Muy triste.

jueves, 5 de diciembre de 2013

IR SOLO

En ocasiones he escuchado a gente decir que no vieron tal o cual película porque no quiso ir nadie a verla con ellos. ¿Iríais solos al cine si de verdad pensarais que una película merece la pena y no tuvierais con quien ir?

También he escuchado a un compañero del trabajo decir que no ha ido a la playa este año porque todos sus amigos ya están casados por lo que cuando ellos van a la playa, van con su familia. ¿Iríais vosotros a la playa solos si os apetece u os cortaríais?
1. CINE

Una vez, cuando iba a la universidad fui al cine con mi grupo de amigos y nos encontramos con Olmos que iba solo. Era un compañero de facultad de uno de mis amigos, al que conocíamos un poco todos.
Primero se hizo el despistado, como si no nos hubiera visto. Después, cuando ya no tuvo más remedio, se unió a nuestro grupo. Tenía la cara colorada y puso una excusa que no recuerdo. Pasó una vergüenza el pobre…

a) Mi época del Instituto
A los 16 años me mudé a mi ciudad natal (había estado 5 años fuera) dejando de lado a algún amigo que había hecho en la EGB y primeros cursos del Instituto. Durante casi todo ese primer año no hice ninguna amistad. Mi madre siempre me insistía en que saliera con “los chicos”, así que cuando te insisten tanto, aunque sea solo porque te dejen en paz, mientes. Y yo mentí. Decía que me iba por ahí a tomarme una coca cola cuando en realidad me iba al cine yo solo. Era una rutina, todos los (no recuerdo si viernes o sábados), al cine. Después me daba una vuelta por la ciudad yo solo para hacer tiempo y comencé a acudir a la famosa sala de maquinitas.

En esa sala muy poco a poco fui conociendo a gente, algunos de ellos son mis mejores amigos. Comenzamos a hacer un grupo de amigos que iban a jugar a las maquinitas, se intercambian juegos de ordenador y los domingos vermouth por la mañana y cine por la tarde. Por fin ya no tenía que ir solo.
b) Ya en el mundo laboral

Después de la universidad, cuando me encontraba trabajando en Madrid, también fui al cine solo, pero sólo cuando se trataba de películas que realmente quería ver, ya no iba de manera sistemática.
En alguna vi en el cine a compañeros de trabajo, pero intenté que ellos no me vieran a mí y si me veían, intentaba que pensaran que había ido con alguien: solía merodear por la tienda de chuches o esconderme en los lavabos hasta que hubieran apagado las luces. Y al final de la película, en cuanto salía la primera letra de los créditos, salía del cine pitando.

Ahora en Barcelona tampoco tengo amigos, pero ya no tengo que ir al cine solo. Si sale una película que me gusta mucho, no tengo esa presión de tener que ir al cine. Simplemente puedo verla por internet y listo. Problema terminado.
2. PLAYA

He visto que hay chicas que van solas a la playa y que no son precisamente feas. Supongo que son chicas a las que les gusta ponerse muy morenas y que no hay nadie que pueda seguir su ritmo de visitas a la playa, por lo que muchas veces no tienen más remedio que ir solas.
A mí no me incomoda ir solo, de hecho he ido varias veces solo sin ningún problema.

Mi vida playera es muy corta. La última vez que fui a la playa acompañado fue en 1997, después siempre he ido solo, aunque tampoco es que haya ido mucho:
-          En 2000 y 2001 fui una vez por año.
-          Después estuve 10 años sin ir.
-          En 2011, 2012 y 2013 tres veces por año.
Y eso es todo, lo cual es muy poco teniendo en cuenta que vivo en Barcelona. Si no voy más no es porque me incomode ir solo, sino porque las playas están abarrotadas de gente y odio que la gente se pegue a mí; prefiero un poco de distancia.

Ir solo a la playa tiene un problema: que no hay nadie que te cuide la ropa cuando vas a nadar, lo cual es importante en Barcelona que está lleno de mangantes.
Pero por lo demás, cada uno va a lo suyo, la playa es muy grande y hasta ahora no me he encontrado ni he visto de lejos a nadie conocido.

Suelo ir a las 4.30 o 5 de la tarde cuando el sol ya no te abrasa. Me relajo y me pongo a leer mi libro, y sobre las 7 y pico u 8 que hay menos gente, me acerco con mis cosas cerca del agua y las dejo donde las pueda ver mientras me baño.  Después de bañarme me voy a casa.