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domingo, 19 de octubre de 2014

FÍSICO Y PREJUICIOS


1.- CÓMO FUI A PARAR A CASA DE ALEX

  • Un amigo encuentra trabajo en Guadalajara.
  • Un amigo mutuo y yo nos vamos a visitarlo.
  • La visita resulta ser un rollo. No conoce el lugar donde vive y no se relaciona con nadie (en eso no ha cambiado) y no quiere hacer nada. Así que comemos, tenemos unas 2 horas de sobrebremesa y nos marchamos.
  • Pero todavía es sábado y no nos apetece irnos a casa. Le damos vueltas y a mi amigo se le ocurre que podemos ir a Madrid porque allí tenemos un amigo común (Alex) al que hace años que no vemos, que ha tenido 3 hijos a los que tampoco hemos visto, y podríamos pasarnos a saludar y conocer a los peques.
  • Cuando llegamos a Madrid ya es tarde para llamar por teléfono, así que decidimos que llamaríamos al día siguiente sobre las 10.00.
  • Domingo a las 10.00: Teléfono apagado  o fuera de cobertura à nos dirigimos a su piso, son ya las 11, llamamos al portal y nos abren sin preguntar. Llamamos a su puerta y nos abre Marta.

2.- PARÉNTESIS: ¿QUIÉN ES ALEX?

En Madrid, a los que éramos nuevos en el trabajo nos mandaron realizar un curso todos viernes. Alex se sentaba a mi lado. Hablamos un poco un día, otro poco otros… y nos dimos cuenta de que teníamos cosas en común: los dos somos de una edad parecida, procedemos de la misma comunidad autónoma y ambos estamos trabajando en Madrid.

Poco a poco nos hicimos más amigos. No es que quedáramos para ir de bares (al menos al principio), pero resultó ser un chico al que apreciaba. También era tímido (aunque no tanto como yo) y no tuvo novia hasta que conoció a Marta.

Marta era todo lo bueno que se puede decir de una persona y más: muy inteligente,  que respeta a todo el mundo, es amable, tiene las ideas claras… y, por supuesto, Marta era hermosísima, con mucho estilo para vestir… Vamos, que tanto interna como externamente, era un 10 de mujer. Lo digo en serio porque los 2 ó 3 primeros meses que salieron juntos, salieron con más amigos, es decir, nunca iban a cenar solos, iban ellos y 3 ó 4 personas más y yo solía ser uno de ellos.

Alex nos decía que no entendía cómo era posible que una mujer como Marta saliera con él, que era el sueño de su vida hecho realidad.

3.- CONTINUAMOS CON LA VISITA

Nos abre una chica gordita, probablemente con 20 kilos de más, sin maquillar, con el pelo recogido en una coleta, esas horribles gafapastas que  ahora están de moda y chanclas. Pensamos que podía ser un familiar, la chica que cuida a los niños  o cualquier otra persona, así que preguntamos por Alex y le decimos que somos amigos suyos. Nos dice que Alex se ha llevado a los niños a ver no sé qué cosa y que volverá sobre las 6.00.

Tras un momento tenso de silencio sin saber qué decir, ella me reconoce y sin mediar palabra me da un beso y un abrazo. A continuación le da la mano a mi compañero de viaje y nos invita a pasar para tomar algo.

Mi compañero aguanta poco porque no conocía personalmente a Marta y creía que hablaríamos con más confianza si estamos solos, por lo que se disculpa  diciendo que le apetecía pasear, que luego nos llamamos al móvil –se marcha preguntándome en voz baja “¿Y esta tía no tendría que estar buena?”

Por fin nos quedamos solos y vuelve Marta, vuelve la Marta que yo conocí, ese tono de voz tan dulce, esa mirada (aunque estuviera camuflada por esas horrorosas gafas), ese cariño con el que te trataba. Me preguntó por todo, pero no era curiosidad ni afán de crítica, era interés. Sentí muchísimo cariño y eso que sólo habíamos coincidido quizá durante 2 ó 3 meses hacía muchísimo tiempo, eso sí, hicimos muchísimas cosas juntos.

Insistió en invitarme a comer y también en que llamara a mi amigo, pero mi amigo prefirió comer en McDonalds.

Le apetecía salir, así que fuimos a un restaurante a 2 calles de su casa. Fue tal cual estaba vestida, chancletas incluidas.

De camino al restaurante y durante la comida me contaba historias del cole de los niños, sus planes de futuro, cosas de sus amigas...

Después le dije que la acompañaría a casa y que luego me iría. Pero al llegar a casa insistió en ponerme un café para seguir hablando, enseñarme fotos de los niños, reñirme por no tener Facebook…. Sobre las 5 de la tarde le dije que ya me marchaba, que me estaba esperando mi compañero de viaje. Me dio un abrazo muy cariñoso y me dijo que le daría recuerdos míos a Alex.

4.- REFLEXIONES

Aquí es donde comienza aquello que os quiero transmitir. Teniendo esta anécdota como base he tratado de reflexionar sobre ciertas cosas, sobre ciertos valores.

Se trata de un montón de prejuicios que muchos tenemos, que yo mismo, siendo gordo, confieso que tengo. He reflexionado sobre los mismos y ahí van mis conclusiones:

a) Emociones contradictorias

Cuando estaba con Marta sentía emociones contradictorias. Cuando Marta hablaba, tenía la sensación de estar hablando con una persona con un disfraz (fat suit) --> es decir , que por fuera parece gorda (pero es un disfraz, un fat suit) y por dentro es delgada (atribuyendo a la delgadez ciertos valores buenos).

Es decir, Marta proyectaba todo eso que la hacía estupenda a los ojos de todos: era muy cariñosa con todo el mundo, detallista, inteligente, con tacto, divertida… todo eso era inmutable y lo proyectaba, era ella.

Pero me resultaba difícil concebir cómo una persona con ese aspecto podía ser así de estupenda, sobre todo porque yo ya la conocía delgada y atractiva y pensaba que era esa persona la que me hablaba. Yo siempre pensaba que ahí dentro estaba Marta, la Marta que yo conocía y que su apariencia física actual era como un fat suit de esos que se ponen en las películas.

Que Marta podría quitarse ese fat suit (en este caso adelgazar y arreglarse) y seguiría siendo la misma de siempre, pero en mi mente, no veía otra opción, tenía que adelgazar y cuidarse.

b) ¿Por qué siento que MARTA tendría que adelgazar y cuidarse y no siento lo mismo sobre mí mismo?

Después de reflexionar mucho me di cuenta de que en Marta apreciaba una falta de sintonía entre lo que era externamente y lo que era internamente y necesitaba un equilibrio, y el equilibrio era el retorno a la situación anterior: una Marta que se cuidaba muchísimo y que era un bellezón.

Es decir, que los atributos interiores tengan su equivalencia en los exteriores.

c) ¿O sea que los gordos no podemos ser buenas personas?

Buenas personas, sí, buenazos la mayoría, pero no (creo) pueden tener un conjunto de virtudes que le hacen muy atractivos para los demás.

Si tienes esas virtudes (por ejemplo, la confianza en ti mismo) yo advierto algo raro, algo que no me cuadra: no puede ser que un gordo tenga ese tipo de confianza en sí mismo.

d) Si pensé en algún momento ¿Por qué Marta no se cuida más, por qué no adelgaza?

Sí, muchísimas veces y por varios motivos. Uno era lo que he hablado del equilibrio: no me “pegaba” que una chica tan estupenda como Marta tuviera ese exterior.

Pero sobre todo porque conozco a Marta. Marta no es así. Cuando la conocí, Marta se cuidaba muchísimo, pero no por operaciones bikini ni nada por el estilo, sino que era algo que formaba parte de su personalidad. Entre la definición que cualquier persona haría de Marta estaría: “persona que se cuida muchísimo”.

Puedo dar multitud de ejemplos:

  • Alimentación: Interesarse (libros, revistas…) por una alimentación saludable. Siempre comenzaba con una ensalada, un segundo pequeño y nunca tomaba postre, salvo a veces que tomaba té sin azúcar.
  • Hacía ejercicio diario (creo que yoga y alguna otra). Incluso en épocas en que estaba agobiadísima de trabajo y no tenía tiempo para ir al gimnasio, buscaba como fuera tiempo para ir a correr.
  • Cuidados en general: se levantaba media hora antes para tener tiempo en el lavabo antes de que se levantaran sus compañeras de piso, se compraba las cremas, maquillajes… más ecológicos, menos dañinos para la piel… de más calidad, y por tanto, más caros. También se compraba a menudo ropa nueva de calidad. Y podía gasta el dinero en estas cosas porque no bebía alcohol. Salía, bailaba, pero no se gastaba el sueldo en alcohol.
  • Y un largo  etc.

Y todo esto lo hacía porque así era ella, no por agradar a su novio, por ser la más guapa de sus amigas, ni por una operación bikini.

Por supuesto, que para salir a la calle siempre iba bien arreglada: siempre llevaba vestido una vez llegaba el mes de abril, llevaba zapatos de tacón medio como mínimo, se ponía rímel... Lo que nunca se pondría son chanclas, salvo para la piscina, claro.

¿Qué la ha pasado? Pues no lo sé. Habría sido grosero preguntar. Puede haber pasado de todo: desde problemas de tiroides, pasando por problemas metabólicos resultado de 3 embarazos hasta la pura y simple ansiedad, que es lo que nos pasa a la mayoría.

e) Conclusión: Los prejuicios

Que tenemos prejuicios que atribuyen determinadas cualidades/defectos a las personas en función de su apariencia física. Y que en la realidad no tiene por qué ser así, el ejemplo de Marta es significativo.



domingo, 4 de mayo de 2014

TEMPLES

Cuando era pequeño, solía jugar con algunos niños de mi edad que vivían en el mismo barrio. Ocurría, sin embargo, que durante el verano, casi todos ellos se marchaban de vacaciones, bien al pueblo (lo más habitual) o a algún lugar con playa; con lo cual quedábamos para jugar unos 3 niños.

De manera similar, también venía algún niño “nuevo” a visitar a sus abuelos que vivían en el barrio.
1. LOS TEMPLES

- UNO
Recuerdo especialmente a uno de ellos, aunque no recuerdo su nombre. Parecía como si ese niño hubiera sido amigo nuestro desde siempre, cuando a penas lo habíamos conocido ese verano. Los otros 2 niños le trataban como si fuera su mejor amigo, cuando a mí me había costado mucho quedar a jugar con esos niños.

-      DOS
Varios años después ocurrió lo mismo, sólo que yo ya tenía 12 años y el chico en cuestión se apellidaba Temple. No recuerdo si era de Barcelona o de Calatayud.

Los chicos con los que jugaba a menudo se hicieron muy amigos de él de manera inmediata y me daba la sensación de que a mí me dejaban un poco de lado para poder estar con Temple.
Debo reconocer que sentía mucha envidia. Un tío de estos llega y lo tiene todo hecho: todo el mundo quiere ser su amigo; además, actuaba de tal forma que enseguida se hizo el “jefe” de la pandilla. Hacíamos lo que él quería, jugábamos a lo que él quería…

- TRES
Al año siguiente conocimos a otro TEMPLE, se llamaba Fernando. Creo que su única cualidad destacable es que jugaba muy bien al fútbol (al igual que Temple), pero el caso es que se metía a todo el mundo en el bolsillo.

- CUATRO
La siguiente persona que conocí con similares características se llamaba Ángel, pero esto ocurrió mucho tiempo después. Yo tenía 29 años y él 24; era un compañero de trabajo.

En la empresa para la que trabajaba en aquel momento los despachos eran para dos personas (salvo los jefes que tenían despachos individuales, claro). La primera vez que supe de este chico fue porque mi compañero de despacho no paraba de decirme que había comido con Ángel, o que había quedado para tomar una copa con Ángel o que el fin de semana había ido con Ángel a tal o cual sitio… Me daba la sensación que para él era más importante hacer cosas con Ángel que con una chica.
Pues debido a una pequeña reorganización, el tal Ángel pasó a ser mi compañero de despacho. Es increíble la cantidad de chicas que desfilaban por el despacho para hablar (ligar) con él y la cantidad de llamadas que recibía. La envidia me corroía, es cierto, porque él sin tener que levantar un solo dedo tenía un montón de chicas, mientras que yo pasaba los fines de semana en casa completamente solo leyendo novela negra.

Cuando me marché de esa empresa Ángel me dijo que teníamos que quedar a comer o para tomar copas con los de su pandilla. Le llamé unas cuantas veces para quedar. Al principio decía que sí, que tal día le venía genial, pero después me llamaba para decir que le había salido plan con alguna chica; que lo mejor sería posponerlo para otro día. Al final, nada.
- CINCO

Hace dos años conocí a otra persona del mismo perfil que Ángel en el trabajo, solo que he tenido poquísimo trato con él y ya no está en Barcelona.

2. ¿QUÉ TIENEN EN COMÚN LOS TEMPLES?
Si algo me ha quedado claro es que hay chicos que arrasan tanto en lo que se refiere a tener amigos (todo el mundo quiere ser su amigo) como en lo que se refiere a tener a chicas detrás de ellos. Temples tiene que haber muchos por todos los lados, estoy seguro que todos nosotros nos hemos topado con algunos de ellos.

Pero ¿Qué es eso que tienen que atrae a todo el mundo? Y ¿por qué yo no puedo tener un poquito de eso?
Es que es como si fueran mis opuestos.

A mí me cuesta una barbaridad hacer amigos. De hecho, en Barcelona, el lugar donde vivo no tengo ningún amigo y no me relaciono con nadie.
A los Temples les ocurre lo contrario, sin esfuerzo (o eso parece) atraen a todo el mundo; todo el mundo les llama para quedar a jugar al paddle, a tomar copas, a salir a la disco, de excursión… Y tienen detrás a muchas chicas que no paran de hacerles visitas a su lugar de trabajo o llamadas/mensajes.

Pero si acaban de llegar a Barcelona, no han tenido tiempo de hacer amigos y ya tienen a un montón de gente a sus piés. ¿Cómo es posible?
Yo, en cambio, llevo ya varios años en Barcelona y nunca he quedado con nadie para nada. He intentado hacer amigos en el trabajo sin ningún éxito. Es verdad que fuera del trabajo no he intentado nada, pero en el trabajo he intentado quedar con la gente para lo que sea; pero no lo he conseguido. Después de muchos intentos, cuando ves que no vas a ningún sitio, te rindes y dejas de intentarlo.

Si alguien sabe qué tienen en común estos chicos, por favor, que comente algo. No tengo ni idea como alguien puede meterse en el bolsillo a todo el mundo sin a penas esfuerzo.

domingo, 16 de marzo de 2014

BODAS

Es cierto que no he asistido a muchas bodas, pero nos guste o no, se trata de eventos sociales a los que tarde o temprano todos tenemos que asistir.

Se pueden dividir las bodas en dos tipos:
·         Bodas de familiares (hermanos, primos) y amigos

·         Bodas de compañeros de trabajo
De las primeras es imposible escaquearse; de las segundas sí que es posible, pero hay que tener a mano una buena excusa porque siempre se lo toman mal.

Pero sea como sea, las bodas están llenas de momentos de stress para mí.
a) Confirmar asistencia: SÍ

El primer momento de stress es cuando llega el momento de confirmar la asistencia y de responder a la pregunta de si vas a ir con compañía. En mi caso resulta una pregunta superflua. A ver con quién iba a ir yo.
b) Regalo: NO

Lo que respecta al regalo de boda se ha simplificado todo; ahora los novios sólo quieren dinero lo cual supone una doble victoria: para ellos porque se ahorran el encontrarse con 5 cafeteras, 3 vajillas, etc… y para los invitados que no tienen que romperse la cabeza pensando en qué comprar.
c) Traje: NO

¿El traje? Ningún problema, me pongo el traje de las bodas y listo. Es el mismo traje para todas y sólo me lo he puesto para bodas.
d) Momento justo antes de la boda: SÍ

Es el día de la boda y todo el mundo está contento, hablando, riendo, saludando a aquél pariente que no ven desde hace 5 años.
Yo suelo llegar justo cuando comienza la ceremonia para evitar tener que pasar el mal rato de hacer el esfuerzo de tener que hablar con alguien con quien no tengo nada en común. A la gente le es fácil hablar de cualquier chorrada; yo no sé qué decir.

e) Salida de la iglesia: SÍ
A la salida de la iglesia, se escuchan gritos, petardos, hay gente besándose, gente feliz. Los recién casados se encuentran en plena sesión fotográfica y los invitados están hablando entre sí.

La situación es la misma que cuando estoy en un cocktail de trabajo. La gente no para de hablar, pero yo no sé qué decir. Así que si a la boda asisten mis hermanos o algún amigo, me uno a ellos; pero en caso de que se case un compañero de trabajo; trato de desaparecer para hacer tiempo: voy al servicio a un bar cercano, hago una llamada telefónica… Es decir, me alejo del resto.
f) La comida: SÍ

Si a la comida están invitados mis hermanos o mis amigos, nos sentamos juntos y así, al menos la comida, es placentera y agradable.
Si la boda es de un compañero de trabajo me tengo que sentar al lado de quien me toque. Hasta ahora he ido a las bodas de 3 compañeros de trabajo y espero no tener que ir a más.

-      En la primera boda me tocó al lado de unos compañeros del colegio del novio (todo chicos) que se pasaron la tarde hablando de música en plan cultureta. Claro que hubo otros temas: el teatro del colegio, el viaje de esquí y no sé qué más. No sólo no conocía a estos chicos sino que no tenía ni idea de sus temas de conversación.

-      En la segunda boda me tocó sentarme en una mesa en la que eran todo parejitas salvo yo. No hubo conversación de mesa salvo en contadas ocasiones; sino que las parejas hablaban entre sí o con quien tenían a su lado. No hice ningún esfuerzo por hablar con nadie y gracias a dios, ellos tampoco. Así que, en esencia, hice la comida en silencio.

-      En la última boda de un compañero de trabajo me pusieron en una mesa con gente bastante mayor, otro chico y yo. El chico era bastante tímido, pero pudimos mantener conversaciones durante la comida.
g) Las copas, el baile y lo que sigue después: SÍ

Después de la comida vienen las copas, algo de baile en la sala en la que se desarrolla la comida para continuar en plan discoteca en otra sala del hotel o en un local al efecto.
Si es la boda de un compañero de trabajo, el trayecto a la otra sala del hotel o al local es el momento de desaparecer sin que nadie se de cuenta. Es lo que he hecho siempre.

Si es la boda de un familiar o de un amigo, también trato de escaquearme, aunque me toca quedarme un poco más. Aquí tengo que buscarme una buena excusa como: he bebido demasiado y me encuentro mal, o he comido demasiado y me duele la tripa…
En fin, todo para evitar hablar con los demás. Y lo de bailar es aún peor porque no tengo ni idea de baile.

Atención porque en estos momentos, cuando te ven que te vas, todo el mundo te pregunta dónde vas, si te pasa algo… y los más impertinentes me preguntan que cuando me toca a mí, que ya va siendo hora…
En síntesis: si bien las bodas son para muchas personas sinónimo de alegría y pasarlo bien, para mí son una fuente más de stress que intento evitar.

TEORÍA DE LOS APARTAMENTOS

Nuevamente volvemos a la teoría de los apartamentos de mi amigo Enrique. La verdad es que su teoría podría denominarse perfectamente Teoría de Mercado porque al fin y al cabo describe lo que pasa en un mercado en el que hay mucha demanda (de inquilinos) y poca oferta (de pisos decentes) por lo que los precios suben y suben. El nombre viene de que precisamente en este sector es dónde más duro experimentó las leyes de la oferta y la demanda.

Pero veamos si lo que ocurre en el mercado de los apartamentos es aplicable a los que ocurre en el “Mercado de las parejas”.
1. IDEA

a) Apartamento

Queremos un apartamento que sea: (a) bonito, bien iluminado, con decoración moderna, (b) bien comunicado, que no  esté lejos del trabajo ni de la casa de los amigos, (c) buena zona, al menos no conflictiva, buenos vecinos que no hagan ruido, lejos de bares y discotecas; (d) que el ayuntamiento me preste todos los servicios; (e) el super a la puerta de casa.
b) Novio

Pepita se propone encontrar novio. En su mente ya tiene su idea del chico perfecto: (a) guapo, que vista bien y si es posible, que sea deportista; (b) universitario y con trabajo fijo; (c) que sea divertido y sepa bailar;…

2. BÚSQUEDA
a) Apartamento

Nos ponemos en contacto con nuestros amigos por si alguno sabe de alguien que alquile, vamos a los anuncios del periódico y acudimos a una inmobiliaria.
b) Novio

Pepita se pone en contacto con sus amigas por si conocen a algún chico mono que le puedan presentar, acude más a menudo a bares y discotecas y se apunta a páginas estilo BADOO.
3. ¿EN QUÉ SE FIJAN PRIMERO? LOS DESCARTES

a) Apartamento
- Un amigo me ha dicho que tiene un compañero de trabajo que alquila un apartamento. Le he preguntado si tiene alguna foto, no vaya a ser que sea un cuchitril.

- Bueno, no tengo más remedio que acudir a una inmobiliaria. Me han enseñado fotos de varios apartamentos que me gustan; tengo que verlos, no vaya a ser que...
b) Novio

- Una amiga le ha dicho a Pepita que tiene un compañero de trabajo que está soltero y que es mono, aunque Pepita no se fía. Le ha preguntado a su amiga si tiene alguna foto del chico o si pueden cotillear su Facebook.
- Bueno, Pepita no tiene más remedio que acudir a BADOO o a esas otras páginas de pago. Sus amigas no conocen a ningún tío soltero  y en la discoteca sólo se le acercan babosos. En BADOO ha visto las fotos de un par de tíos monos; tiene que verlos.


è En esta fase previa quienes no somos precisamente atractivos ya hemos sido descartados.

Como ha quedado claro, lo primero son las fotos, lo primero es la apariencia.

4. CONOCERSE
a) Apartamento

Compruebo que efectivamente, era el mismo apartamento que me han enseñado en la foto.
Pero ahora puedo hacer algo más: ver cómo son los vecinos, ver la zona: si tiene colegios y supermercados cerca, si es una zona ruidosa, etc…

b) Novio
Pepita quiere asegurarse que el chico que ha visto en la foto es realmente el chico del que sólo ha visto una foto, no vaya a ser que esa fuera una foto antigua y ahora tenga 10 años más y sea completamente calvo.

Pero ahora puede ver mucho más de si es guapo y si viste bien. Ya que están en contacto directo, pueden conversar sobre diversos temas (y así ver si el tío es inteligente) y preguntarle por su trabajo. Enseguida se dará cuenta de si el chico es divertido o es un soso; saldrán a bailar…
5. COMPARAR Y ELEGIR

a) Apartamento
Repetimos el proceso descrito en el punto 4 con varios apartamentos. En  nuestra mente ya tenemos una idea de los 2 ó 3 apartamentos que más nos gustan y no sabemos decidirnos.

-      Quizá sea una cuestión del precio. Tenemos que ir al banco a ver si podemos permitírnoslo

-      O quizá sea que está un poco lejos de nuestro lugar del trabajo. ¿Estaríamos dispuestos a levantarnos 20 minutos antes?
Una vez comparados los distintos apartamentos y resueltas todas las dudas, decidimos: ÉSTE.

b) Novio
Pepita ha conocido a distintos chicos unos más divertidos que otros. Pero aquel chico que era un poquito más soso, resulta que era muy cariñoso y con un trabajo mejor remunerado que los demás, aunque no sabe bailar.

Otro chico, alegre y bailarían como el que más, no tiene estudios universitarios y su trabajo es un poco rutinario.
Finalmente, un tercer chico es ingeniero informático, por lo que es inteligente. También es divertido y le gusta bailar!!! Pero le gusta vestir un poco más casual que al resto de pretendientes.

Pepita tendrá que decidirse ¿Qué es realmente lo importante para Pepita?

--Otra cosa en la que no entro es que el chico en cuestión también quiera estar con pepita, pero eso ya es otra cosa.


LECCIÓN:

No dudo ni por un segundo que las mujeres busquen en un hombre cualidades distintas del atractivo físico: si es inteligente, cariñoso, divertido, comprometido con diversas causas…
Pero lo que está claro es que ANTES de comprobar si el chico en cuestión tiene esas cualidades, el chico ha tenido que pasar por un filtro de manera inexorable: su nivel de atractivo: sólo si es atractivo, las mujeres buscan más allá. En caso contrario, queda eliminado.

Evidentemente, como toda regla general, puede tener sus excepciones.

INFRAVALORARSE

Desde finales de enero lleva viviendo conmigo un compañero de trabajo hasta que terminen las obras en su piso; por lo que me dice se mudará en una semana.

Su compañía me ha venido bien. Es un chico interesante con el que se puede hablar de los más diversos temas, le gusta hacer cosas los fines de semana (y me ha incluido en sus planes) y conoce a muchas chicas que han venido a casa a cenar o a comer algún domingo.
Aquí os voy a contar la conversación que mantuvimos durante una cena con Gloria, una amiga de Toño.

[Siento deciros esto, pero es una cuestión que suele ocurrirme a menudo. Cuando estoy con algún amigo y viene una mujer que no me conoce, inevitablemente mi amigo le cuenta a la mujer que estoy sólo y que no sabe por qué. La mujer también suele decir que no sabe porqué, concluyendo que será “porque no salgo bastante”. Es mucho más evidente que eso. Basta mirar lo gordo que estoy, pero claro, entra en juego la corrección política y hay que buscar otras excusas.]
Toño contó cómo su primer trabajo fue en una fábrica de currito en el turno de noche. Pasaba un hambre infernal. Al llegar a casa quería comer algo rápido y que le satisficiera y encontró la solución: los fritos. Llenaba el congelador de calamares a la romana, san jacobos, patatas fritas, hamburguesas… y al llegar a casa cogía la freidora y al ataque. Engordó unos cuantos kilos, no sabe cuántos pero dice que se le notaba en la cara y en la barriga.

Su vida seguía normalmente: salir con los amigos, a la discoteca a ligar, etc. Aquí comenzó el problema: seguía ligando igual, pero no estaba a gusto con las chicas y era él quien las decía que no porque se sentía incómodo con su cuerpo. Después de ese “no”, se prometía bajar de peso para poder decir “sí”. Sin embargo, continuaba haciendo lo mismo de siempre por lo que cada vez se sentía peor.
Hoy está delgado. La solución pasó por abandonar ese trabajo. Todo volvió a la normalidad, aunque por lo que me cuenta, tampoco había engordado demasiado. Lo interesante es que un cambio corporal como es el engordar, quizá 5 kilos, disminuyó la autoconfianza de Toño para con las chicas.

Todo esto para deciros que Toño sabía cómo me sentía y por qué no salgo con chicas.
Pero ahora viene Gloria que comienza formulándome una pregunta sencilla. ¿Cómo te gustan las chicas? ¿Con qué clase de chica te gustaría estar?

Nunca me habían preguntado algo así y mira que es fácil la pregunta, aunque no sea fácil la respuesta. Pues me gustan guapas, alegres, positivas, cariñosas…
Luego me pregunta que ese tipo de chicas dónde están. ¿En un convento o en una discoteca? ¿En una biblioteca o en un bar de copas? ¿en clase de spinning o en un concurso de comer pasteles? Yo intenté escaparme diciendo que cada una estaría haciendo algo distinto, que todas no van a un mismo sitio a la vez.

Su intención era decirme que si sabía que las chicas que me gustaban estaban en un sitio ¿Porqué no iba yo también a ese sitio para intentar conocerlas? Pero ante mi respuesta me dijo ¿Y entonces cómo piensas conocerlas?
Le dije que estaba en un momento de mi vida en el que ya no buscaba a la clase de chicas que me gustan. Que si aparece una mujer, bien, pero si no, que ya he hecho mi vida sin ninguna mujer, que no pasa nada.

A Gloria esto no le entraba en la cabeza:

-      Primero: está claro que me gustan las mujeres, pero no “en general” (una mujer bruta u ordinaria no me gusta), sino un determinado tipo de mujer: cariñosas, guapas, positivas…

-      Segundo: no hago nada por conocer a una de las chicas que me gustan. (Tampoco hago nada por conocer a ninguna de las otras).

-      Tercero: Dejo al azar la mujer que si me toca la lotería, pasará conmigo el resto de su vida. Esta puede que no sea cariñosa, ni positiva, ni guapa. Me conformaría con lo que fuera.

Y ahora Gloria saca su conclusión: me infravaloro. Toño y Gloria mencionaron un montón de cualidades que creen que tengo. Lo cierto es que no sé si las tengo o si fueron un montón de adjetivos que simplemente salieron de sus cabezas. Y dijeron que yo valía más, que valía mucho y que todo ese valor que tengo yo lo disminuyo en  mi cabeza restándome valor por mi aspecto físico.
Pues bien: que si ese es mi problema (que estoy gordo) que lo arregle, es muy sencillo: dieta y ejercicio. Pero que no piense que adelgazando se van a ir todos mis problemas, que mi problema (o uno de ellos) es que me infravaloro. Y que si yo no me valoro como es debido, los demás mucho menos. Que ese es el motivo y no otro de que no encuentre novia.

Toño está de acuerdo.
En fin, una conversación interesante. Cuando tenga tiempo os completaré la Teoría de mi amigo Enrique.
 

martes, 4 de febrero de 2014

CENTRATE EN LO QUE TE GUSTA

Estas navidades he coincidido con RR, un chico del que ya os hablé en otro post. Hemos hablado de portátiles, tablets, novelas de fantasía… da gusto hablar con él de estas cosas porque se nota que le apasionan.

Aún vive con sus padres, aunque gana dinero de sobra para vivir de manera independiente. No es que sea un tacaño que no quiera gastar dinero, es la soledad, aunque lo intente disimular.
Trabaja en una empresa de auxiliar administrativo donde es el único chico de la oficina. Todos le decirnos que las tías le "tendrán en palmitas”, pero en realidad sólo alguna le dice “Buenos días” cuando se ven por la mañana, eso es todo.

La vida es muy monótona: trabaja en un trabajo que no le gusta con compañeras con las que apenas habla, después vuelve a casa y se pasa horas y horas delante de un ordenador, tablet, ebook reader, móvil… duerme y vuelta a empezar.
Pero él dice que es feliz, que la clave es centrarte en lo que te gusta y alejar los fantasmas de las novias y los amigos para siempre. Novias y amigos es algo que no echa de menos y ofrece los siguientes argumentos:

a) Amigos
Los chicos de nuestra edad ya están casados. Los que no lo están hacen el ridículo yendo a discotecas/pubs para ligar.

Dice que cuando iba a la universidad se sentía incómodo cuando iba con sus amigos a este tipo de locales. Allí veía cómo sus amigos ligaban y él, con las manos en los bolsillos, sin saber qué hacer. También dice que no quiere volver a repetirlo; que ahora incluso sería peor porque a esa situación en la que no sabes qué hacer hay que añadirle la edad.
Cuando piensa que no tiene amigos, piensa en lo ridículo que se van a estar sintiendo tíos de 40 años en una discoteca y se centra en lo que le gusta: sus libros, sus juegos, sus consolas…. Dice que definitivamente, prefiere sus cosas.

b) Novias
Nunca ha tenido novia (igual que yo).

Reconoce que tener novia sería bonito; pero también dice que ese sentimiento duraría poco porque enseguida intervendrían los celos. No siendo precisamente guapo cree que estaría todo el día pensando en que su chica querría dejarle por alguien “mejor” y que eso le generaría angustia y dolores de cabeza. Los celos llevarían a discusiones y al fin de la relación. Finalmente se encontraría como al principio, sin novia y eso le dolería mucho.
Aquí compara lo mismo: sentimientos de angustia, dolores de cabeza, celos vs consolas, videojuegos, etc. que es con lo que disfruta y siempre ganan los videojuegos.

Por estas razones cuando le hablas de amigos o de novia, dice que prefiere centrarse en lo que le gusta.
En mi opinión, es una forma de autoengañarse. Creo que el hombre es un ser social por naturaleza, que disfruta de la compañía de otros; y ahí viene el problema que tenemos muchos, que no sabemos cómo interactuar con los demás y que debido a nuestra torpeza, se nos considera aburridos y sosos, razón por la cual no somos quienes más amigos tenemos.

Muchos de nosotros realmente lo pasamos mal porque todo lo que queremos es “encajar”, ser como los demás, pero hay algo que nos lo impide. Recibo consejos a diario, son consejos cuya puesta en práctica le parece muy sencilla a quien los da; pero que a nosotros nos supone mucho.

La forma de pensar de RR seguramente le sirva durante algún tiempo, pero creo que al final se dará cuenta de que se está engañando a sí mismo. La realidad es que queremos tener amigos y novia (como todo el mundo), pero no sabemos qué hacer para poder conseguirlo, somos torpes, carecemos de habilidades sociales y se nos margina.
Es duro, pero yo creo que poco a poco podemos salir adelante. Yo no pido tener una novia ya mismo, pero me gustaría tener amigos y amigas con quienes hablar.

domingo, 12 de enero de 2014

PEDACITOS DE SOLEDAD

Os voy a contar algo que le ocurrió a un amigo de mi amigo JB.

Se trata de un chico bastante tímido que solamente había salido con una chica en su época universitaria durante unos 8-9 meses. Cuando terminó la carrera se fue a trabajar a Irlanda donde se encontraba completamente solo, sin amigos con quienes salir y, por supuesto, sin novia. A los 2 años encontró trabajo en España, primero en Zamora y luego ya en Valladolid.
En Valladolid conoció a una chica con la que después se casó. Era la amiga de la novia/mujer de uno de sus amigos.

A los pocos meses de comenzar a vivir con su mujer, este chico empezó a decir a su mujer que se iba con sus amigos a jugar a los dardos; en otras ocasiones le decía que tenía que quedarse a trabajar hasta tarde; y otras veces se inventaba otras excusas.
Las excusas siempre eran malas porque su mujer preguntaba a los amigos de este chico (no olvidemos que tenían amigos comunes) por lo de los dardos, etc. Y cuando preguntas a alguien por algo y esa persona no sabe a qué te refieres, aunque después intente disimular, ya lo has pillado.

Pues esto fue lo que pasó, que lo pillaron. Y estaban preocupados tanto su mujer que creía que su marido le estaba poniendo los cuernos; como sus amigos que no entendían qué pasaba ni por qué les estaban poniendo como pantallas.
Los comentarios de sus amigos eran del tipo: ¿Cómo va a poner los cuernos si es un buenazo? ¿Cómo va a poner los cuernos, si ese no se ha ido con una tía no estando soltero? Que no, que será otra cosa. Y era otra cosa.

Al parecer, este chico se agobiaba al no tener un minuto para sí mismo al día y necesitaba tiempo para “respirar”.

Por el día tenía un trabajo donde siempre tenía encima a sus jefes. Y cuando terminaba el trabajo tenía encima a su mujer.
Sin embargo, este chico se había acostumbrado a pasar mucho tiempo solo haciendo muchas cosas solo. Recordemos que antes de conocer a su mujer sólo había tenido una novia durante unos meses. Por otro lado, aunque en Irlanda compartió piso, no se hizo amigo de sus compañeros de piso porque iban a otro rollo; y en España siempre vivió solo.

Mi opinión es que desde que terminó la carrera, tenía dos modos:
-      ON: El del trabajo que estaba cargado de stress; y

-      OFF: el de su casa donde estaba completamente solo haciendo cosas que le relajaban.
Al casarse pasó a tener solamente un modo ON: ON en el trabajo y ON con su mujer; y ningún modo OFF que le permitiera relajarse (claro que otra alternativa mejor habría sido aprender nuevas maneras de relajarse con su mujer).

¿Y DE DÓNDE HE SACADO ESTA CONCLUSIÓN? Pues del hecho que este chico alquilara una habitación en un piso compartido a la cual iba una o dos veces a la semana. Allí acudía cuando le decía a su mujer que se iba con los amigos a jugar a los dardos o que tenía que trabajar hasta tarde, es decir, iba a desconectar.
¿Y qué hacía en esa habitación? ¿Llevarse chicas? No. Hacía lo mismo que antes: ver películas o series y navegar por internet ÉL SOLO. Entiendo que porque esa era su forma de poder desconectar y librarse un poco del stress acumulado.

Es decir, hacía lo mismo que podía hacer con su mujer al lado: ver pelis o series o navegar por internet; pero necesitaba hacerlo solo, esos momentos de soledad que, aunque pequeños, le permitían volver al equilibrio interior.

Esta historia ocurrió hace muchos años y no había vuelto a pensar en ella hasta que he vuelto a ver a este chico durante la Nochevieja. La verdad es que la historia es bastante rara, lo sé.
Pero la cuestión es que no sé si lo que le pasó a este chico puede ser aplicable a mí o a otras personas que estén acostumbradas a estar solas, sobre todo con la edad. Espero que no!