Esta entrada la voy a
centrar fundamentalmente en mi incapacidad de captar las señalas de las
mujeres. Y en caso de que hubiera una señal positiva, mi posible reacción.
a) La casera
La primera casera que tuve
en Barcelona me dijo que lo mío era patológico. Que hasta entonces, la
experiencia que ella había tenido con los hombres era que si hacías algo por
mínimo que fuera, mencionabas algo… los tíos ya estaban emocionados con que te tenían en el bote. En cambio, en mi caso, decía,
que “ya puede ponerse una tía en bolas
delante de ti y en tu habitación, que piensas que será porque tiene calor”.
No es un chiste, lo dijo de
veras. Se supone que porque una amiga cincuentona suya me había dicho algo, no
sé el qué, y no me había dado por aludido. Pues vaya.
b) Chus
A la salida del instituto
solíamos ir juntos 3 compañeros porque nuestras casas se encontraban de camino.
Oscar se quedaba el primero, luego yo y finalmente Chus. La única persona con
la que conservo el contacto del instituto me dijo hace no más de 3 años que a
Chus le gustaba yo porque parecía mayor que el resto de la clase y eso les
gustaba a las tías.
He de decir que probablemente
se lo haya inventado; pero pongámonos en el caso de que fuera verdad. No me
enteré en absoluto. Este chico dice que en muchas ocasiones Chus se quedaba
hablando conmigo, que si no me había dado cuenta. Claro, porque íbamos camino a
casa juntos y si nos quedamos algún momento más era para terminar la
conversación.
Yo le pregunté que si eso
era verdad, por qué no había dicho nada entonces. Él respondió que porque yo
era su competencia, vamos que a él también le gustaba Chus.
Nunca me doy cuenta de nada.
Si Chus dijo o insinuó algo yo no me enteré.
c) Emi
Se trata de una amiga de una
de mis hermanas, la conocía porque habíamos ido a las piscinas juntos (mis
hermanas, ella y yo). Un día mi hermana me dice que le gusto a Emi, que había
preguntado por mí, que por qué no salgo un viernes con ellas … Después de que
mi hermana se pusiera muy pesada decidí salir con ellas. Fuimos a un disco pub.
Lo pasé bastante mal porque en el grupo de mi hermana eran todas tías y yo el
único tío, así que arrimé a mi hermana para poder hablar con alguien.
Pues a mi lado siempre estaba
Emi dándome conversación, preguntándome si quiero bailar… Incluso me invitó a
una cerveza (125 pesetas), lo cual era increíble porque en aquella época no
disponíamos a penas de dinero y si alguien pagaba era siempre el chico. Vaya,
que me lo creí. Me puse totalmente colorado y le respondía con monosílabos; mi
conversación era penosa. No sé cómo continuó a mi lado.
¿Qué había pasado? Emi no
había dicho nada (sorpresa). Era al revés: mi hermana le había dicho a Emi que
esa noche iba a salir con ellas; que como era la única a la que conocía, que se
encargara de que lo pasara bien y no me aburriese.
Por tanto,
- O no me entero (en caso de que fuera verdad la
historia de Chus).
- O si me entero no sé cómo reaccionar: me pongo
colorado, no sé de qué hablar, y sólo respondo con monosílabos.
¿Y SI…?
Este escenario me lo he planteado
muchas veces. Si recordáis mi entrada HISTORIAS, en la parte b) os hablo de D
que tuvo la suerte inmensa de conocer a C, que C le propuso tener relaciones
sexuales y que D fingió una bajada de azúcar por temor, ansiedad, y no sé
cuantas cosas más.
Hubo unanimidad entre quienes
nos contó la historia: ¿En qué estabas pensando? Yo en tu caso, bla, bla, bla.
Y esa es la cuestión, yo en
su caso ¿qué habría hecho? Esta es la pregunta que en aquellos momentos rondó
mi cabeza durante mucho tiempo y aún a día de hoy a veces lo hace.
Para empezar, la chica tendría
que ser muy explícita porque no me doy por enterado de este tipo de cosas,
siempre pienso que su intención puede ser otra.
Después seguramente mi
cabeza esté hecha un lío con pensamientos y emociones contradictorias: Sí lo
quiero y lo deseo; pero luego vienen los peros, los temores y las inseguridades.
¿Y al final qué? Seguramente
en este escenario pondría una excusa para evitarlo del tipo es que ya tengo
novia o alguna chorrada semejante porque creo que no podría con ello.
Lo he pensado mucho y el
escenario en que creo que sí podría sería en el caso de que conociera a una
chica, que la chica fuera dulce y femenina y que después de un tiempo (no sé cuánto,
pero que hubiera generado la suficiente confianza) nos encontremos casi sin
darnos cuenta de camino a la cama. Creo que entonces los niveles de ansiedad
habrían disminuido mucho; conociendo su dulzura, el temor a no dar la talla por
ser novato sería mucho menor, por lo que creo que podría estar lo
suficientemente relajado para poder tener sexo.
Claro que todo esto sólo son
conjeturas y pensamientos a los que he dado mil veces vueltas.
La situación normal
entiendo, es la segunda: conoces a una chica poco a poco, os gustáis y en un
tiempo prudencial tenéis sexo. Lo raro sería que una tía me diga a mí que
quiere tener sexo.