Se trata de un
email muy personal y muy largo, un archivo de Word de 11 páginas en inglés.
Está claro que lo ha escrito reflexionando muy bien lo que dice. Alguna de sus
percepciones sobre mí me resultan absolutamente extrañas, como si las mismas se
refirieran a otra persona.
Jane me cuenta
que se ha leído el blog de cabo a rabo con el traductor de google y que la ha
puesto muy triste y que ahora se explica algunas cosas sobre mí.
1. COMENTARIOS GENERALES
Su primera
impresión sobre mí fue muy positiva. Según ella, daba la imagen de ser una
persona muy abierta y que se relacionaba muy bien con los demás. Una persona
habladora, amable y que siempre estaba rodeado de gente.
Con Jane fui a varias
de excursiones al principio de conocernos: Londres, Leeds Castle, Oxford y otra
que no recordamos ninguno de los 2. Después de la visita guiada, siempre
teníamos un par de horas o 3 para hacer compras, ver la ciudad, pasear, tomar
un helado o lo que nos apeteciera. Salvo la excursión a Leeds Castle a la que
fuimos con más personas de clase, al resto fuimos con personas a las que no
conocíamos y ese tiempo libre lo pasamos juntos.
Me consideraba un
verdadero amigo y me dice que “me echaba de menos” aunque nos hubiéramos visto
por la mañana en clase y que estaba impaciente para que llegaran las 8 porque
era la hora en la que solíamos quedar junto con otros compañeros de clase para
salir y tomar algo: una cerveza, fish & chips… lo que fuera. (Añado aquí,
por si alguien piensa otra cosa, que en aquel entonces Jane ya nos había dicho
a todos que tenía novio, bueno dicho y enseñado fotos…)
Luego me cuenta
que hubo una segunda fase. En esta fase, me comenta que ya no hablaba tanto y
que ya no sonreía tanto cuando hablaba con ella sino que tenía una expresión más
neutral. También dijo que pensaba que me había enfadado con ella y que lo
pasaba mal por las tardes pensando en eso. Y que si al principio me “echaba de
menos” y tenía ganas de verme a diario, en esta fase el mero pensamiento de que
fuéramos a vernos le causaba cierta sensación rara en el estómago porque no
sabía a qué atenerse conmigo. Pensaba que me había enfadado con ella y que mi
nuevo lenguaje corporal, unido a que ya no hablaba tanto con ella, era una
forma de expresar mi enfado. Debido a esos sentimientos dejó de venir tan a
menudo con el grupo de clase y comenzó a salir con el grupo de amigos de su
compañera de habitación.
Ella atribuye
este cambio en mi comportamiento a que
un día en vez de quedar con los de clase como hacíamos a diario, se fue
al teatro con otras personas.
Finalmente, me ha
confesado que mi último día allí fingió estar enferma para no verme y no
despedirse porque tenía emociones contradictorias al respecto. Por un lado me
tenía mucho cariño, pero por otro tenía ganas de darme un puñetazo por idiota.
Habíamos perdido tanto tiempo sin hablarnos y a partir de entonces quién sabe
si volveríamos a mantener el contacto.
2. COMENTARIOS MÁS
PARTICULARES
Está asombrada
por lo que cuento, dice que no me reconoce, que no cree que pueda tener tantas
dificultades para estar con chicas y que la imagen que tenía de mí era que
tenía facilidad para hablar y quedar con chicas. Que le resulta increíble que
sea virgen y que nunca me ha considerado una persona tímida sino abierta.
Luego me dice que
menciono a muchos chicos que conozco que también son vírgenes. Piensa que quizá
al haberme rodeado de ellos eso ha hecho que me parezca a ellos. Es decir, si
ellos creen que no pueden, yo, por imitación, también creo que no puedo, y por
tanto no lo intento.
Que ahora ella
también sabe que soy virgen y que no por ello siente desprecio por mí ni me
considera inferior y que sus sentimientos son de extrañeza y con ganas de
indagar más, pero que no se considera quién para preguntarme sobre mi vida
personal aunque le interesa lo que pueda compartir con ella.
Que hoy mucha
importancia a la virginidad con mis entradas sobre a cuantos vírgenes conoces o
si la gente puede creer que exista gente virgen mayor de 30 años. Que ella
cuando está lejos de su marido no piensa en el sexo, sino que lo que echa de
menos es una caricia en el brazo, en el beso al llegar a casa, en una mirada
cómplice cuando están con un grupo de amigos. Que busque amor y que no me
preocupe por el sexo.
Me ha dicho que si
estoy dispuesto, podríamos comenzar a volver a hablar por email. Y que si vemos
que va bien y me siento solo los fines de semana, podríamos hablar por Skype,
así nos veríamos aunque fuera a través de una pantalla y me sentiría menos
solo.
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