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domingo, 4 de mayo de 2014

TEMPLES

Cuando era pequeño, solía jugar con algunos niños de mi edad que vivían en el mismo barrio. Ocurría, sin embargo, que durante el verano, casi todos ellos se marchaban de vacaciones, bien al pueblo (lo más habitual) o a algún lugar con playa; con lo cual quedábamos para jugar unos 3 niños.

De manera similar, también venía algún niño “nuevo” a visitar a sus abuelos que vivían en el barrio.
1. LOS TEMPLES

- UNO
Recuerdo especialmente a uno de ellos, aunque no recuerdo su nombre. Parecía como si ese niño hubiera sido amigo nuestro desde siempre, cuando a penas lo habíamos conocido ese verano. Los otros 2 niños le trataban como si fuera su mejor amigo, cuando a mí me había costado mucho quedar a jugar con esos niños.

-      DOS
Varios años después ocurrió lo mismo, sólo que yo ya tenía 12 años y el chico en cuestión se apellidaba Temple. No recuerdo si era de Barcelona o de Calatayud.

Los chicos con los que jugaba a menudo se hicieron muy amigos de él de manera inmediata y me daba la sensación de que a mí me dejaban un poco de lado para poder estar con Temple.
Debo reconocer que sentía mucha envidia. Un tío de estos llega y lo tiene todo hecho: todo el mundo quiere ser su amigo; además, actuaba de tal forma que enseguida se hizo el “jefe” de la pandilla. Hacíamos lo que él quería, jugábamos a lo que él quería…

- TRES
Al año siguiente conocimos a otro TEMPLE, se llamaba Fernando. Creo que su única cualidad destacable es que jugaba muy bien al fútbol (al igual que Temple), pero el caso es que se metía a todo el mundo en el bolsillo.

- CUATRO
La siguiente persona que conocí con similares características se llamaba Ángel, pero esto ocurrió mucho tiempo después. Yo tenía 29 años y él 24; era un compañero de trabajo.

En la empresa para la que trabajaba en aquel momento los despachos eran para dos personas (salvo los jefes que tenían despachos individuales, claro). La primera vez que supe de este chico fue porque mi compañero de despacho no paraba de decirme que había comido con Ángel, o que había quedado para tomar una copa con Ángel o que el fin de semana había ido con Ángel a tal o cual sitio… Me daba la sensación que para él era más importante hacer cosas con Ángel que con una chica.
Pues debido a una pequeña reorganización, el tal Ángel pasó a ser mi compañero de despacho. Es increíble la cantidad de chicas que desfilaban por el despacho para hablar (ligar) con él y la cantidad de llamadas que recibía. La envidia me corroía, es cierto, porque él sin tener que levantar un solo dedo tenía un montón de chicas, mientras que yo pasaba los fines de semana en casa completamente solo leyendo novela negra.

Cuando me marché de esa empresa Ángel me dijo que teníamos que quedar a comer o para tomar copas con los de su pandilla. Le llamé unas cuantas veces para quedar. Al principio decía que sí, que tal día le venía genial, pero después me llamaba para decir que le había salido plan con alguna chica; que lo mejor sería posponerlo para otro día. Al final, nada.
- CINCO

Hace dos años conocí a otra persona del mismo perfil que Ángel en el trabajo, solo que he tenido poquísimo trato con él y ya no está en Barcelona.

2. ¿QUÉ TIENEN EN COMÚN LOS TEMPLES?
Si algo me ha quedado claro es que hay chicos que arrasan tanto en lo que se refiere a tener amigos (todo el mundo quiere ser su amigo) como en lo que se refiere a tener a chicas detrás de ellos. Temples tiene que haber muchos por todos los lados, estoy seguro que todos nosotros nos hemos topado con algunos de ellos.

Pero ¿Qué es eso que tienen que atrae a todo el mundo? Y ¿por qué yo no puedo tener un poquito de eso?
Es que es como si fueran mis opuestos.

A mí me cuesta una barbaridad hacer amigos. De hecho, en Barcelona, el lugar donde vivo no tengo ningún amigo y no me relaciono con nadie.
A los Temples les ocurre lo contrario, sin esfuerzo (o eso parece) atraen a todo el mundo; todo el mundo les llama para quedar a jugar al paddle, a tomar copas, a salir a la disco, de excursión… Y tienen detrás a muchas chicas que no paran de hacerles visitas a su lugar de trabajo o llamadas/mensajes.

Pero si acaban de llegar a Barcelona, no han tenido tiempo de hacer amigos y ya tienen a un montón de gente a sus piés. ¿Cómo es posible?
Yo, en cambio, llevo ya varios años en Barcelona y nunca he quedado con nadie para nada. He intentado hacer amigos en el trabajo sin ningún éxito. Es verdad que fuera del trabajo no he intentado nada, pero en el trabajo he intentado quedar con la gente para lo que sea; pero no lo he conseguido. Después de muchos intentos, cuando ves que no vas a ningún sitio, te rindes y dejas de intentarlo.

Si alguien sabe qué tienen en común estos chicos, por favor, que comente algo. No tengo ni idea como alguien puede meterse en el bolsillo a todo el mundo sin a penas esfuerzo.

martes, 4 de febrero de 2014

CENTRATE EN LO QUE TE GUSTA

Estas navidades he coincidido con RR, un chico del que ya os hablé en otro post. Hemos hablado de portátiles, tablets, novelas de fantasía… da gusto hablar con él de estas cosas porque se nota que le apasionan.

Aún vive con sus padres, aunque gana dinero de sobra para vivir de manera independiente. No es que sea un tacaño que no quiera gastar dinero, es la soledad, aunque lo intente disimular.
Trabaja en una empresa de auxiliar administrativo donde es el único chico de la oficina. Todos le decirnos que las tías le "tendrán en palmitas”, pero en realidad sólo alguna le dice “Buenos días” cuando se ven por la mañana, eso es todo.

La vida es muy monótona: trabaja en un trabajo que no le gusta con compañeras con las que apenas habla, después vuelve a casa y se pasa horas y horas delante de un ordenador, tablet, ebook reader, móvil… duerme y vuelta a empezar.
Pero él dice que es feliz, que la clave es centrarte en lo que te gusta y alejar los fantasmas de las novias y los amigos para siempre. Novias y amigos es algo que no echa de menos y ofrece los siguientes argumentos:

a) Amigos
Los chicos de nuestra edad ya están casados. Los que no lo están hacen el ridículo yendo a discotecas/pubs para ligar.

Dice que cuando iba a la universidad se sentía incómodo cuando iba con sus amigos a este tipo de locales. Allí veía cómo sus amigos ligaban y él, con las manos en los bolsillos, sin saber qué hacer. También dice que no quiere volver a repetirlo; que ahora incluso sería peor porque a esa situación en la que no sabes qué hacer hay que añadirle la edad.
Cuando piensa que no tiene amigos, piensa en lo ridículo que se van a estar sintiendo tíos de 40 años en una discoteca y se centra en lo que le gusta: sus libros, sus juegos, sus consolas…. Dice que definitivamente, prefiere sus cosas.

b) Novias
Nunca ha tenido novia (igual que yo).

Reconoce que tener novia sería bonito; pero también dice que ese sentimiento duraría poco porque enseguida intervendrían los celos. No siendo precisamente guapo cree que estaría todo el día pensando en que su chica querría dejarle por alguien “mejor” y que eso le generaría angustia y dolores de cabeza. Los celos llevarían a discusiones y al fin de la relación. Finalmente se encontraría como al principio, sin novia y eso le dolería mucho.
Aquí compara lo mismo: sentimientos de angustia, dolores de cabeza, celos vs consolas, videojuegos, etc. que es con lo que disfruta y siempre ganan los videojuegos.

Por estas razones cuando le hablas de amigos o de novia, dice que prefiere centrarse en lo que le gusta.
En mi opinión, es una forma de autoengañarse. Creo que el hombre es un ser social por naturaleza, que disfruta de la compañía de otros; y ahí viene el problema que tenemos muchos, que no sabemos cómo interactuar con los demás y que debido a nuestra torpeza, se nos considera aburridos y sosos, razón por la cual no somos quienes más amigos tenemos.

Muchos de nosotros realmente lo pasamos mal porque todo lo que queremos es “encajar”, ser como los demás, pero hay algo que nos lo impide. Recibo consejos a diario, son consejos cuya puesta en práctica le parece muy sencilla a quien los da; pero que a nosotros nos supone mucho.

La forma de pensar de RR seguramente le sirva durante algún tiempo, pero creo que al final se dará cuenta de que se está engañando a sí mismo. La realidad es que queremos tener amigos y novia (como todo el mundo), pero no sabemos qué hacer para poder conseguirlo, somos torpes, carecemos de habilidades sociales y se nos margina.
Es duro, pero yo creo que poco a poco podemos salir adelante. Yo no pido tener una novia ya mismo, pero me gustaría tener amigos y amigas con quienes hablar.

domingo, 12 de enero de 2014

PEDACITOS DE SOLEDAD

Os voy a contar algo que le ocurrió a un amigo de mi amigo JB.

Se trata de un chico bastante tímido que solamente había salido con una chica en su época universitaria durante unos 8-9 meses. Cuando terminó la carrera se fue a trabajar a Irlanda donde se encontraba completamente solo, sin amigos con quienes salir y, por supuesto, sin novia. A los 2 años encontró trabajo en España, primero en Zamora y luego ya en Valladolid.
En Valladolid conoció a una chica con la que después se casó. Era la amiga de la novia/mujer de uno de sus amigos.

A los pocos meses de comenzar a vivir con su mujer, este chico empezó a decir a su mujer que se iba con sus amigos a jugar a los dardos; en otras ocasiones le decía que tenía que quedarse a trabajar hasta tarde; y otras veces se inventaba otras excusas.
Las excusas siempre eran malas porque su mujer preguntaba a los amigos de este chico (no olvidemos que tenían amigos comunes) por lo de los dardos, etc. Y cuando preguntas a alguien por algo y esa persona no sabe a qué te refieres, aunque después intente disimular, ya lo has pillado.

Pues esto fue lo que pasó, que lo pillaron. Y estaban preocupados tanto su mujer que creía que su marido le estaba poniendo los cuernos; como sus amigos que no entendían qué pasaba ni por qué les estaban poniendo como pantallas.
Los comentarios de sus amigos eran del tipo: ¿Cómo va a poner los cuernos si es un buenazo? ¿Cómo va a poner los cuernos, si ese no se ha ido con una tía no estando soltero? Que no, que será otra cosa. Y era otra cosa.

Al parecer, este chico se agobiaba al no tener un minuto para sí mismo al día y necesitaba tiempo para “respirar”.

Por el día tenía un trabajo donde siempre tenía encima a sus jefes. Y cuando terminaba el trabajo tenía encima a su mujer.
Sin embargo, este chico se había acostumbrado a pasar mucho tiempo solo haciendo muchas cosas solo. Recordemos que antes de conocer a su mujer sólo había tenido una novia durante unos meses. Por otro lado, aunque en Irlanda compartió piso, no se hizo amigo de sus compañeros de piso porque iban a otro rollo; y en España siempre vivió solo.

Mi opinión es que desde que terminó la carrera, tenía dos modos:
-      ON: El del trabajo que estaba cargado de stress; y

-      OFF: el de su casa donde estaba completamente solo haciendo cosas que le relajaban.
Al casarse pasó a tener solamente un modo ON: ON en el trabajo y ON con su mujer; y ningún modo OFF que le permitiera relajarse (claro que otra alternativa mejor habría sido aprender nuevas maneras de relajarse con su mujer).

¿Y DE DÓNDE HE SACADO ESTA CONCLUSIÓN? Pues del hecho que este chico alquilara una habitación en un piso compartido a la cual iba una o dos veces a la semana. Allí acudía cuando le decía a su mujer que se iba con los amigos a jugar a los dardos o que tenía que trabajar hasta tarde, es decir, iba a desconectar.
¿Y qué hacía en esa habitación? ¿Llevarse chicas? No. Hacía lo mismo que antes: ver películas o series y navegar por internet ÉL SOLO. Entiendo que porque esa era su forma de poder desconectar y librarse un poco del stress acumulado.

Es decir, hacía lo mismo que podía hacer con su mujer al lado: ver pelis o series o navegar por internet; pero necesitaba hacerlo solo, esos momentos de soledad que, aunque pequeños, le permitían volver al equilibrio interior.

Esta historia ocurrió hace muchos años y no había vuelto a pensar en ella hasta que he vuelto a ver a este chico durante la Nochevieja. La verdad es que la historia es bastante rara, lo sé.
Pero la cuestión es que no sé si lo que le pasó a este chico puede ser aplicable a mí o a otras personas que estén acostumbradas a estar solas, sobre todo con la edad. Espero que no!

martes, 26 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (II)

Los comentarios de Luis en JANE II me han hecho pensar bastante. Cito a continuación aquellas partes de sus comentarios a las que he estado dando más vueltas:

PARTE I: "Es nuestra lectura meramente racional y no emocional de las relaciones sociales la que arruina nuestro éxito social".
PARTE II: "Ante una situación social (ir de excursión, ir a un concierto, etc…) las personas esperan de otras ciertas respuestas emocionales. Jane esperaba unas respuestas afirmativas de tu parte. Al principio las dabas pero luego al haber otros más extrovertidos que tú, dejaste de darlas. En ese momento cambió su visión sobre ti y pensó que estabas enfadado, cuando en realidad no era así. (…) Por eso los tímidos rehuimos las situaciones sociales, porque nos crean agobio ante nuestra incapacidad para captar las señales emocionales y reaccionar en sintonía con ellas".

Parte III: "El problema está en que tal vez ni siquiera lo hayas captado como tal ante la falta de inteligencia emocional y te pase como con Jane. La chica que quiere intimar contigo (aunque sea para ir al cine, no digo ni siquiera ligar) espera una reacción de ti y como no se la das te rechaza".
La pregunta es:

-      ¿Y si he sido yo el que inconscientemente se ha ido alejando de la gente?

-      ¿Y si aquello que yo interpretaba como rechazo de los demás, en realidad es que la gente veía desinterés por mi parte?

Voy a contar unas pocas anécdotas en que la gente pasó de mí. Lo que no sé es por qué.
a) El paddle

Hace casi 2 años, un compañero de trabajo me habló de ir a jugar al paddle juntos. Me había comentado que solían jugar él y su mujer contra otros compañeros de trabajo; pero que a su mujer no le gustaba mucho, por lo que estaba buscando un compañero de paddle. Le dije que me gustaría mucho y me dijo que la próxima vez que fueran a jugar me llamaría. Han pasado casi 2 años desde entonces y aún no me ha llamado. Yo tampoco le he dicho nada.
La verdad es que era algo que me hacía mucha ilusión porque había jugado contra alguno de mis amigos y se me daba bien (para ser nuevo). Me habría gustado practicar un poco, así la próxima vez que jugara contra mi amigo estaría mejor preparado.

Después de mucho tiempo me encontré a la mujer de este compañero de trabajo. Le dije que hacía tiempo que no hablábamos, que podríamos quedar los tres algún día a tomar un café. Su respuesta: después de que su marido me hubiera invitado una y otra vez a jugar al paddle y que yo siempre le hubiera dicho que no, que su marido no estaba como para tomarse un café conmigo, y ella mucho menos.
Mi interpretación fue que su marido pasó olímpicamente de mí por algún motivo que no llego a comprender y como excusa le dijo a su mujer que yo había dicho que no en repetidas ocasiones.

No le dije nada al respecto a su mujer. Pensé que sería humillarme más aún.
b) Grupos

Creo que ya os he dicho que me cuesta mucho hacer amigos. En el instituto hice cero amigos y en la universidad otro tanto de lo mismo. Después de la universidad sólo he hecho 2 amistades, pero no son del tipo de amistad con la que puedes quedar para hacer algo porque tienen pareja. Eso es todo.
Cuando comienzo algo nuevo siempre existen expectativas porque la gente nueva en un grupo suele quedar para conocerse y hacer cosas juntos.

Existen determinadas situaciones por las que he pasado, en las que los compañeros nada más conocerse salían quedar juntos. Por ejemplo, cuando hice la especialidad la gente quedaba después de clase; en mi destino una vez aprobada la oposición la gente quedaba los viernes para ir a tomar copas juntos; en diferentes cursillos (fotografía, cerámica, cocina…) he visto que la gente quedaba fuera de las horas de clase. Mis compañeros tenían al menos mi dirección de email y a mí nunca me dijo nadie nada de quedar fuera de las clases. 

También he de decir que ha habido ocasiones en las que sí que me he incorporado a un grupo, lo malo es que eran grupos con vocación temporal. Por ejemplo, cuando fui a Inglaterra a estudiar inglés técnico o durante unas vacaciones en Centroeuropa. En ambos casos gracias a unas personas excelentes que se encargaron de formar el grupo y de mantenerlo unido.
c) La mudanza

Cuando vivía en Madrid, un compañero de trabajo nos pidió ayuda a varios compañeros de trabajo con una mudanza. Un día les entró prisa por vender la casa de su abuelo y pidió ayuda para que le ayudáramos empaquetar. Una vez la empresa de mudanzas se hubo llevado todo, hicimos una limpieza a fondo de la casa.
El caso es que el sábado siguiente ese chico mandó un email invitando a una chuletada como agradecimiento. Por lo visto el email les llegó a todos menos a mí.



PERO, NO SÓLO HAN PASADO DE MÍ LOS DIRECTAMENTE IMPLICADOS, NOVIAS Y MADRES TAMBIÉN HAN PRESIONADO PARA QUE OTROS PASARAN DE MÍ:
a) Marco Antonio (mejor dicho, su novia)
En su día Marco Antonio llegó a ser uno de mis mejores amigos. Era uno de esos chicos a los que conocí en la sala de maquinitas. Era un chico bastante atractivo, aunque algo tímido.

Cuando teníamos 18 años comenzó a salir con una chica. Esa chica le “aconsejaba” alejarse de nosotros porque le parecía que éramos como marginados al no socializar como los demás (discotecas, pubs, chicas…).

Todo esto me lo comentó Marco Antonio en privado. Nos seguíamos viendo pero sin que su novia se enterase. Parecía una película de amor y cuernos y así es exactamente cómo me sentía yo. Claro que con el tiempo dejamos de vernos. Una pena.

b) Ventura

Mismo caso que el de Mario Antonio, solo que un año después y que en lugar de ser su novia la que metía cizaña era su madre. Le decía que cómo le iba a salir novia si iba con nosotros.

Ventura fue esquivo al principio hasta que un día nos dijo el por qué. Después de ese día no volvimos a quedar. Cuando coincidíamos era hola y adiós, no se paraba a hablar.

 

domingo, 17 de noviembre de 2013

HABILIDADES SOCIALES (I)

En primer lugar le agradezco mucho a Luis todos sus comentarios porque me han servido mucho para reflexionar sobre muchas cosas. En cierto sentido creo que me conoce mejor que yo mismo. Se nota que ha estudiado mucho sobre el tema y cualquier otro comentario que pueda realizar siempre será bienvenido.

Me ha encantado la definición que ha ofrecido Luis de inteligencia emocional: “se entiende como la capacidad que tienen las personas para desenvolverse de forma exitosa en las relaciones sociales.
Cuando la inteligencia emocional se puso de moda gracias a los libros de Daniel Goleman, confieso que sentí curiosidad y me compré 2 de sus libros, pero sólo leí un par de capítulos o 3 de “Inteligencia Emocional”. Dejé de interesarme porque en mi trabajo vinieron unos “consultores externos” para darnos formación en inteligencia emocional la cual siempre terminaba con un ejercicio en grupos de 3 para ver cómo interactuábamos.

Uno asumía el papel de cliente, el otro de jefe y el otro de currito y la clave: qué harías en la situación que te proponían los formadores. Pero ojo, que no era ningún ejercicio teórico, sino que había que hablar y escenificar como si se tratara de una situación real.
Esto me ponía nervioso, lo pasaba mal durante estos ejercicios y pensé que esto de la inteligencia emocional era algo parecido a esos libros americanos que pretenden convertirnos en triunfadores de la noche a la mañana leyendo un libro y haciendo lo que pone en él del tipo: Repite antes de acostarte "Yo puedo, yo puedo, yo puedo...". En definitiva, colgué los libros en la estantería.

Pero siempre me han interesado las habilidades sociales porque soy muy consciente de que carezco de ellas. Hasta ahora no sabía que eran lo mismo que la inteligencia emocional.
Hay determinados momentos en los que no he sabido cómo comportarme y claro, he huido de la situación. Y necesito saber qué es lo que haría una persona normal, de qué hablaría y cómo se comportaría. ¿Hay algún libro bueno al respecto? Me sería de gran ayuda.

Van algunos ejemplos que me llaman la atención porque no he sabido qué hacer, cuando todo el mundo sabe cómo comportarse en estos casos.
a) Recreos

Los amigos que tenía cuando iba al instituto y a la universidad iban a otros colegios. Nos conocíamos porque los fines de semana íbamos a jugar a las maquinitas al mismo sitio y porque nos intercambiábamos juegos y programas de ordenador. Vaya frikis, diréis. Pues sí.
En el instituto no tenía amigos y en la universidad aún menos. Y en los recreos nunca he sabido qué hacer. ¿Qué hice?

En el instituto utilicé la estrategia de la lapa: me arrimé a un chico y permanecí junto a él casi todo el tiempo.
Ya en la universidad, no había recreos sino cambios de clase de 10 minutos. En ese tiempo me quedaba en mi asiento haciendo como si estaba copiando algo de los apuntes que no había cogido en clase.

Es patético, ya lo sé.
b) Picoteo en el trabajo

Entramos varias personas a la vez a trabajar para una empresa y nos ofrecieron un cocktail con algo para picar ese día para que nos fuéramos conociendo todos.
Al principio se acercaba mucha gente a mí y me preguntaban cómo me llamaba, de dónde era, si ya conocía a mi jefe, etc. Pero después de cierto tiempo mucha gente me había saludado y no se acercaban otra vez. Se acercó algún pez gordo a coger algo de la mesa por donde estaba y me dijo algo, después me preguntó quién era mi jefe. Mis respuestas fueron “Sí”, “Rafael”. Se quedó un momento más, pero como no seguí hablando, se marchó.

Aquí me puse nervioso porque era el único que estaba en la mesa picando algo, mientras el resto estaba hablando animadamente, copa en mano.
Encontré la salida: ir al baño. Cuando volví no sabía con quien hablar y busqué otra salida: llamar a mi madre para contarle qué tal había sido mi primer día de trabajo. Luego me fui a casa.

c) El abrazo
Ya os he hablado de ella, es la segunda chica a la que expresé mis sentimientos.

Después de varios años sin vernos, coincidimos un viernes en la estación de autobuses de Madrid. Iba acompañada de su hermana. Cuando me vio, se acercó a mí con una sonrisa e hizo los movimientos oportunos para dar-recibir un abrazo. Yo nunca había dado un abrazo a nadie e hice una pirueta extraña. Ví caras de extrañeza tanto en ella como en su hermana.
¿A qué vino lo de la pirueta? Ya sé que es de gilipollas, pero me curvé entero para poder dar un abrazo de manera que mi pecho no tocara el suyo, no quería que pensara que yo…. En serio, así de gilipollas era y tenía 28 años!!!

d) Exámenes orales
En la facultad había ciertas asignaturas que tenían examen oral obligatorio. Yo las pasaba canutas. Los días antes del examen (de 7 a 10 días) dormía mal, tenía como pesadillas pensando en el examen. El día anterior al examen no podía dormir, pero tampoco podía aprovechar el tiempo para repasar por lo nervioso que estaba. Tenía síntomas físicos como sensación de ahogo, palpitaciones, dolor de cabeza, nauseas, vómitos, dolor de tripa…

Mi madre me quería consolar diciendo que si suspendía no pasaba nada pero que no me pusiera así.
El resto de asignaturas estaban plagadas de notas muy buenas. Por tanto, no era que no pudiera memorizar esas asignaturas, la materia me la sabía y mejor que las otras asignaturas ¿por qué? Porque sabía que en el examen se me iba a nublar la mente y no iba a poder pensar por lo que mi respuesta tendría que ser automática y eso sólo te lo ofrece la memoria. Me lo aprendía como un papagayo.

Era el temor a no poder articular palabra, a quedarme paralizado al tener que exponer ante varias personas lo que me consumía. Es por tanto, lo de enfrentarme, hablar ante varias personas lo que me paraliza.
En los otros apartados está muy claro que se trata de mi falta de habilidades sociales.

Aquí no sé si es mi timidez extrema o si es mi falta de habilidades sociales porque durante el examen oral os juro que no podía pensar en la respuesta a la pregunta, sólo podía pensar en los miembros del tribunal que eran 3 y en mis compañeros que estaban en el aula: qué hacían, cómo me miraban, qué estarían pensando…
Es importante que sepáis que hice un examen oral solo con dos profesores en 4º de carrera. Me salió redondo y mi nivel de ansiedad fue el de un examen escrito.

Para los orales, nuestro profesor normalmente llamaba a otros dos profesores del departamento para que escucharan los exámenes orales y la nota fuera lo más objetiva posible. Ese día, por alguna razón faltó uno. Además, en la lista de personas que se examinaban ese día yo era el último y tuve la suerte de que ninguno de mis compañeros de clase quiso quedarse a oír mi examen.
Me pasa igual cuando estoy con varias personas. Cuando estoy con una o dos personas soy hablador, estoy relajado, lo paso bien. Pero basta que haya una tercera para que a penas abra la boca y cuando la abro tiene que ser algo muy breve porque me pone muy nervioso.

Por tanto, cuando estoy con varias personas está claro que es por falta de habilidades sociales. Pero en los exámenes orales ¿es también lo mismo o es una mezcla de eso y una timidez extrema? Creo que la respuesta es importante porque la solución tendrá que ser también distinta.