Es posible que mi
imagen de ser una persona abierta, habladora, amable y que siempre estaba
rodeado de gente se debiera a que al principio entre los compañeros de clase yo
era el único que hablaba inglés con soltura (a decir verdad, Jane y yo éramos
los únicos que teníamos soltura). Aclaro que el curso al que íbamos era un curso
de inglés técnico, no inglés general. Por eso en el mismo estábamos personas con
mayor o menor grado de soltura. Como a la gente le costaba arrancar y expresar
cualquier cosa en inglés, yo era de los que más hablaba, pero aclaro: no era
porque fuera muy hablador, sino porque me costaba menos expresarme que a los
demás. Ahora que recuerdo, es cierto que siempre estaba con gente: supongo que
les gustaría estar con alguien que hable, que participe y no con alguien que es
un mero espectador. Y en esos momentos, yo era el que más hablaba.
Las horas que
pasábamos solos al finalizar las visitas guiadas: Es gracioso porque dicho así
parece como si se tratara de paseos románticos. Lo que yo sentía era más bien distinto.
Estaba solo con Jane y yo, debido a mi timidez, esperaba que se uniera alguien
más a nosotros, así alguien más se encargaría de dirigir la conversación y yo me
podría relajar. Pero estábamos solos y yo me ponía muy tenso, pensando en qué
decir a continuación.
Jane dice que
cuando hablaba con ella la sonreía. Bueno, esa “sonrisa” era una sonrisa de no
saber qué decir. Cuando no sabía qué decir, simplemente ponía esa sonrisa de
tonto esperando que se me ocurriera algo o que se la ocurriera algo a Jane. Era
un automatismo y tenía que ver con mi timidez.
Yo no sé si la
consideraba una amiga. Es una palabra que se utiliza con demasiada ligereza. Nos
conocíamos, nos caíamos bien y pasábamos muchos tiempo juntos (con más
personas). Me hacía sentir bien y de todo el grupo era con quien más me gustaba
hablar porque tenía mucha soltura con el inglés y era la única persona de mi
edad de toda la clase. El resto eran mayores o gente que estaba estudiando en
la universidad y aprovechaba las vacaciones para aprender inglés
económico-financiero y/o jurídico (hice los 2).
La segunda fase
la reconozco perfectamente porque otros compañeros me dijeron que ya no hablaba
tanto. ¿Qué ocurrió? Que después de un tiempo la gente comenzó a soltarse un poco
con el idioma, ya no les costaba tanto expresarse y salió el “yo” de cada uno:
el que era hablador hablaba más y el que era tímido hablaba menos. Fue eso
simple y llanamente.
Dice que ya no
sonreía tanto. ¿Recordáis lo que os he acabo de decir? Mi sonrisa era un
automatismo cuando estaba nervioso esperando encontrar qué decir o que la otra
persona dijera algo. Aquí ya no era necesaria esa sonrisa porque si yo no
hablaba, alguien más en el grupo lo hacía, por lo que la sonrisa ya no salía,
el automatismo cesaba y mi expresión era más neutral.
¿Me había
enfadado con ella? No, no tenía ningún motivo y me siento muy mal al pensar que
se sintió así por mi culpa. No me puedo creer que haya generado ese tipo de
sentimientos en una persona a la que aprecio simplemente por ser una persona
torpe socialmente que no sabe expresarse. ¿Habré podido arruinar posibles
amistades por cosas como esta de las que no he sido consciente?
Cuando hubo pasado un
tiempo desde que Jane dejara de venir con nosotros, no es que me
enfadara, pero sí que me preguntaba por qué ya no venía ya con nosotros y me
generaba tristeza.
Finalmente, el día
de mi despedida fue muy esclarecedor para mí:
-
Me
sentí muy mal cuando no quiso despedirse. Sabía de sobra que lo de estar
enferma era mentira, pero pensé que habría dicho algo y la habría cagado.
-
Luego
pensé que debería escribirle un email pidiendo disculpas si la había ofendido.
-
Pero
pensé que ese email la enfadaría y no lo leería, por lo que nunca la escribí.
4. RESPUESTA A COMENTARIOS MÁS PARTICULARES
Comprendo que
esté asombrada por lo que cuento, si tenemos en cuenta que la imagen que tenía
de mí era la de una persona habladora, abierta,
rodeada de gente… cuando la realidad es que soy una persona bastante tímida.
Soy callado cuando me encuentro con 3 o más personas. Cuando estoy con una o
dos personas la verdad es que me suelto bastante.
Respecto a que me
he rodeado de gente virgen y que eso ha hecho que me parezca a ellos, es posible
que tenga parte de razón. Lo semejante atrae a lo semejante. Por eso siendo
virgen conozco a tantos vírgenes cuando para otras personas, alguien virgen es
algo impensable a estas edades, no conocen a nadie así. Quizá tenga un punto de
razón, no lo sé.
Que Jane sepa que
soy virgen me produce un poco de mal cuerpo, sobre todo porque recuerdo
perfectamente haberla dicho (aunque no sé si ella se acordará) que había estado
con varias chicas. Era mentira, pero decir a alguien que eres virgen es una conversación
que prefieres evitar por vergüenza, por no saber qué explicaciones dar… así que
mentí. Es una sorpresa muy grata para mí esta actitud de Jane al respecto.
¿Doy mucha
importancia a la virginidad? No lo sé. Mis entradas pretenden explicar una situación:
que yo tengo más de 40 años y soy virgen y que no soy el único, hay muchos más;
pero que tratarnos de ocultarlo por vergüenza y por temor al desprecio de los
demás.
Y lo de volver a
hablar por email y quizá finalmente
utilizar Skype, es algo que me encantaría. Jane es una persona a la que he
echado mucho de menos. Quizá cuando más la eché de menos era cuando estábamos
en Inglaterra y Jane dejó de venir con los de clase, pero en estos (muchos) años
que han pasado, he pensado en ella en muchas ocasiones.
Después de leer
el blog ahora me comprende un poquito mejor y se ha dado cuenta de que no
estaba enfadado con ella, simplemente, era mi forma de ser. Era mi timidez que
domina todos los ámbitos de mi vida y que impide que me ocurran tantas cosas
buenas. Por eso quiere volver a conocerme, a conocerme de verdad.
Yo acepto su ofrecimiento y le
estaré eternamente agradecido por esta nueva oportunidad. Aunque ¿sabéis? Hasta
ahora sólo le he mandado un mensaje, agradeciéndole su email y la amistad que
me brinda. Han pasado varios meses y solo la he dicho eso. No sé a qué estoy
esperando, pero algo me paraliza cuando intento escribir algo. Escribo y borro,
escribo y borro, escribo y me digo que ya lo intentaré otro día.