Cuando murió mi
abuelo siendo yo niño, sólo recuerdo una cosa: tenía la cara chupada y el cráneo lo tenía bien marcado. Tenía 58 años.
Pocos años más
tarde en el lugar donde residía murió una mujer que tendría sobre los 30 años. Fuimos
al tanatorio a presentar nuestros respetos. Allí vimos que el ataúd estaba
abierto para que la gente pudiera despedirse de la difunta. De nuevo, me fijé
en que su cuerpo era muy delgado y que tenía la nariz y los pómulos muy
marcados, exactamente igual que mi abuelo.
Esta experiencia
fue un antes y un después en mi vida. Y a los 11 años DECIDÍ que yo sería
gordo. La palabra es correcta, fue una decisión consciente y premeditada por el
temor a la muerte. En mi mente tenía que séolo los delgados se mueren.
Recordáis que hay
ciertas enfermedades que hacen que nuestro apetito disminuya o directamente que
hacen que no queramos comer nada por ejemplo, una gripe? En mi caso, si bien
mi cuerpo me pide comer poco, mi subconsciente me empuja a comer todo lo
posible. Así que después de pasar una de estas enfermedades me doy cuenta de que he
engordado.
Todo comenzó poco
a poco: un trozo más de pan en la comida, otro vaso de leche para cenar… Cuando
a alguien no le gustaba algo, yo me ofrecía voluntario para comérmelo, etc.
Por
tanto, desde los 11 hasta los 14-15 fue un incremento gradual, muy pequeño. Era
más gordo que mis compañeros de colegio, pero tampoco lo suficiente como para
que me apodaran gordo.
2.- EL CAMBIO HORMONAL
No recuerdo
exactamente si fue a los 13 o a los 14 años cuando comencé a tener un hambre
espantosa al tiempo que crecía mucho a lo alto y un poco a lo ancho.
Recuerdo que mi
padre estaba disgustado por mi forma de comer. Tenía tanta hambre que comía muy
rápido y en grandes cantidades. Pero no podía evitarlo, seguía teniendo hambre
y mucha. De hecho, comía grandes cantidades de cualquier cosa, incluso de
aquellas cosas que nunca me habían gustado. Por ejemplo, garbanzos con berza.
Iba a escondidas por la noche o por la tarde al frigorífico de mi madre para
ver si había sobrado algo, porque siempre estaba hambriento.
3.- DINERO
Cuando tenía 16, casi
17 años, en casa comenzaron a darme una paga de 1.000 pesetas (vamos, lo que
hoy son 6 euros) a la semana. Mis compañeros de clase utilizaban sus pagas para
salir por ahí y tomarse alguna cerveza en algún discopub ruidoso.
Yo las utilizaba
para comprarme chuches. Todos los días me gastaba 100 pesetas en chuches, lo
cual me dejaba algo de calderilla para jugar a las maquinitas durante el fin de
semana.
Además, en casa
mi madre solía traer pastelitos Hermanos Martínez, Coca Colas, batidos, etc…
vamos que siempre tenía de dónde coger por lo que me pasaba el día comiendo
estas cosas.
Mi madre tenía
buena intención: lo traía por si venía alguien tener algo dulce que ofrecer;
pero yo era un abusón y recuerdo perfectamente que lo mínimo que me comía al
día era un brazo de gitano, además de beberme 4 latas de Coca Cola al día.
Esta época fue
muy larga y duró hasta que encontré trabajo y me tuve que ir a vivir a Madrid.
Pesaba 122 kgs.
4.- MADRID
Las había pasado
canutas para encontrar un traje que me valiera. Sólo compramos 2 en una tienda
en que tenían trajes para gordos y me sentaban como si tuviera una sábana
encima en lugar de un traje. Horrible.
Después de unos
meses en que me sentía fatal me puse a adelgazar por mi cuenta.
-
No
desayunaba
-
Mi
comida era un vaso de leche desnatada con 3 galletas María; y
-
Mi
cena era una miniensalada de lombarda sin nada más.
Nada de carne,
pescado… Nada. Esa era mi dieta.
No recuerdo de
dónde saqué la fuerza de voluntad, pero fui capaz de seguir esta dieta tan
estricta durante unos 3-4 meses. Y adelgacé, sí, adelgacé. Mi peso eran 99 kgs
y no me lo creía, me sentía ágil, me sentía fenomenal.
Pero me miraba al
espejo desnudo y lo que veía no era agradable. Estaba más delgado, sí, pero
raro. Se comenzaban a notar determinados huesos que siempre habían permanecido
ocultos, y seguía teniendo grasa en buena parte del cuerpo, aunque menos. En la
parte de los pectorales tenía la piel caída, lo que se suele denominar piel de
vieja.
Después la carga de
trabajo se incrementó de manera exponencial y con mi dieta yo no tenía fuerzas para
nada. Muchos días tenía que quedarme a trabajar por la noche por lo que tuve
que abandonar esa dieta que estaba haciendo y llevarme algo al trabajo para
aguantar hasta que hiciera falta por la noche.
Comencé llevando
esas barritas de chocolate con cacahuetes que había comido en Inglaterra. Qué buenas. Al principio me comía una para mantener energía… pero no
tardé en comerme 2, 3, 4, 5 o todas las que tuviera al alcance de mi mano.
Mis compañeros
que también tenían que currar se solían pedir pizza a Pizza Hut. Pues a eso
también me apuntaba yo. Lo de las barritas de chocolate me pareció tan buena idea que
comencé a llevar galletas, chocolate, caramelos… al trabajo POR SI en algún
momento de la mañana tenía hambre y sólo necesitaba comer un poco, por ejemplo,
2 galletas. Así no tenía que llamar para que me trajeran todo un sandwitch que
encima sería más caro.
Claro, ahora
tenía un montón de basura en mi mano y no hacía más que comérmela.
Esta época
coincidió con 2 de mis peores épocas: la del Burger King (para comer) y la de croquetas
y huevos (para cenar).
a) Burger King
De lunes a
viernes iba a comer siempre al Burger King. Menú Big King XXL (hamburguesa,
patatas, Coca Cola) y helado de postre.
b) Croquetas y
huevos
En una ocasión fui
con mis padres a cenar a un restaurante en un pueblo de Castilla y en el mismo había un concurso de
croquetas y huevos fritos. Nos comimos los huevos y las croquetas hechas por
los concursantes y estuvieron buenísimas.
En casa se me ocurrió
hacer lo mismo, pero mi masa no tenía la consistencia adecuada, así que me compré
croquetas de diversas marcas para ver qué podía ponerles a mis croquetas. Me
fui aficionando más y más a las croquetas y a los huevos y esto engorda que no
veas… Todos los días para cenar.
Esta época de
Burger King y de croquetas y huevos fritos duró hasta que abandoné el trabajo.
Tenía el colesterol, ácido úrico, enzimas hepáticas altas… Mis análisis estaban
hechos un cuadro y yo pesaba 125 kgs.
6- ÉPOCA DE PARO
Cuando abandoné
mi trabajo tenía muy claro que ese trabajo no era para mí y debido a mi
timidez, fobia social o lo que sea, estaba destinado a que me echaran, así que
yo mismo les dije adiós.
Fue una decisión
acertada. Lo que no fue tan acertado fue haber abandonado sin otro trabajo a la
vista. Incluso algo peor: no sabía a qué quería dedicarme.
Como me pasé
muchos meses en el paro, tuve que abandonar el apartamento y buscar otro más
barato. La comida tenía que ser lo más barata posible y llegó una nueva época: la
época de la pasta: todos los días sin excepción cenaba pasta, y muchos días
para comer también.
La recuerdo como
una época horrible. No tenía paro porque me había marchado yo, mi dinero poco a
poco se acababa y no sabía cual sería mi futuro. Esta angustia se traducía en
comer más y más chuches y pasta para relajar la tensión.
Ya son 129 kilos.
Me hice unos
análisis para ver qué tal iban el colesterol y el ácido úrico y el médico me
dice que todo está mal porque el informe de los análisis estaba lleno de
estrellitas y que eso no podía ser.
Me paso unos
meses a medio dieta, es decir, oficialmente estoy a dieta, solo que unos días
la cumplo mejor que otros. Después de esos meses había bajado nuevamente a 122
kgs.
Entonces consigo
trabajo: vendedor de ordenadores.
7.- VENDIENDO ORDENADORES
Conseguí este
trabajo en una tienda muy pequeña: el dueño que hacía de todo, el hermano del
dueño que te llevaba los ordenadores a tu casa y te los montaba allí; y yo que
hacía de todo.
La ansiedad por
la falta de ingresos había desaparecido. Me gustaba vender ordenadores y el
trato con la gente era distinto al que tenía en mi anterior trabajo. Por tanto,
me resultaba difícil trabajar con la gente, pero con el tiempo te acostumbras.
No hice nada
específico, pero la falta de ansiedad hizo que mi peso bajara a 110 Kgs.
8.- LA OPOSICIÓN
Después de un
tiempo me di cuenta de lo obvio: que vender ordenadores está muy bien, pero que
no te da un salario suficiente para vivir. Estaba ganando al mes unos 750 euros.
Así que decidí
opositar a algo bajo para poder tener alguna oportunidad de aprobar, además, ya
no era un recién titulado y hacía mucho que no me sentaba a estudiar delante de
unos libros.
Toda oposición,
alta o baja es difícil. En las altas es obvio, entra muchísima materia y se
presenta gente que lleva muchos años preparándola. En las bajas porque se
presentan miles y miles de personas y la competencia es feroz. Por tanto,
aunque sea fácil, si algún tío se sabe la lección de una forma un poco más
literal que tú, él obtiene la plaza y tú te pasas otro año sin cobrar nada y
gastando dinero.
Esto significa
stress, ansiedad, y en definitiva ganancia de peso. Nuevamente a los 129 kilos.
9.- APROBAR LA OPOSICIÓN
Al aprobar la
oposición disminuyó el stress en mi vida. Como decían mis amigos, ya tengo la
vida solucionada. Mi peso fue bajando poco a poco hasta llevar a 95 kgs. Lo más
bajo que he tenido en mi vida.
Pero con el
tiempo volví a engordar porque me encuentro muy solo y eso genera ansiedad. En
Barcelona se pueden hacer muchas cosas con mucha gente distinta, sí. Pero no
tengo a ningún confidente, ningún amigo, nada. Me los dejé en mi tierra natal. Y
día tras día, fin de semana tras fin de semana completamente solo es algo muy
difícil.
Es la situación
en la que estoy hoy:
-
Profundamente
solo sin amigos.
-
Mi
peso suele variar entre 114-117 kgs.
-
Muy
triste.
Existe alguna otra subida y bajada de peso más de las que he comentado, pero es menos importante. El caso es que mi vida ha sido un yo-yo.
ResponderEliminarLa peor época, sin duda, era cuando picaba durante todo el día galletas, chocolate, barritas, Coca Cola..., iba a comer a Burger King y cenaba croquetas y huevos. No sólo era pesado, me sentía pesado e incluso mentalmente era mucho menos ágil, precisamente cuando más trabajo y más stress tenía.
El peso va subiendo 122, 125, 129. Creo que 129 ha sido mi máximo peso hasta la fecha, que yo sepa.
Ahora está más o menos estable entre 114 y 117 kgs. Esta mañana he pesado 113 y espero seguir bajando.