Nos hicimos
amigos nada más conocernos, seguramente porque nos gustan las mismas cosas y
porque somos ambos muy tímidos. Con el tiempo hemos llegado a tener mayor
confianza el uno con el otro hasta que a principios de mes le dije que estaba
escribiendo un blog, que si quería le echase un vistazo. Así que le mandé un
link al blog por email.
La siguiente vez
que nos vimos, comentamos un poco lo que decía el blog, pero no estaba crítico
conmigo sino que parecía comprensivo. Cuando ya tenía que irme me dijo que me
acompañaba un rato. Me pareció bien.
De camino al
gimnasio me comentó que tuvo una relación cuando iba a bachillerato, que
intentó la penetración, pero que la cosa no se le levantaba. La chica le comenzó a
poner nervioso y según él, estaba visiblemente enfadada hasta que le dijo “Déjalo,
no me lo puedo creer”.
Al parecer, dicha
situación se marcó de por vida. Ha tenido más novias y todo ha ido bien hasta que
se habla de sexo, momento en el que él huye porque no se siente preparado.
Claro que esto
fue hasta los 21 años, edad a la que tuvo su última novia, después ni lo ha
intentado. Me dice que ahora ya de primeras las tías quieren sexo y que él por
ahora no puede dárselo.
Según me cuenta,
solo pensar en que va a tener sexo con una chica le acojona de tal manera que
aquello es imposible de levantar, así que optado por la vía de escape: evitar
la situación. Evitando a las chicas evita el sexo y evitando el sexo evita
volver a sentirse humillado como en aquella ocasión.
Mario no será como yo
de virgen porque al menos ha salido con algunas chicas, pero es virgen ya que tampoco
ha tenido sexo.
Esto refleja mi
primera impresión de porqué somos vírgenes: porque estamos llenos de complejos.
Por cierto: Mario
(nombre inventado) me ha dado permiso para escribir esta historia en el blog).
Joder, qué mierdas nos hace el cerebro, ojalá pudiera sacar tu colega esa ansiedad de su mente. Lo peor es que encima las tías habrán querido follar con él más de una vez e incluso habrá impedido relaciones de pareja. Esa tía también, qué sensibilidad en el ojete, aunque a esas edad... Hay un montón de reportajes hablando de la presión que sienten las mujeres que devienen en problemas como la anorexia. A ver cuándo se empieza a hablar de la presión a la que somos sometidos los varones y del poco tacto que se tiene con nuestros complejos.
ResponderEliminarLos complejos son un monstruo que te come la felicidad. Por favor, haced algo por combatirlo, no os dejéis joder.
Hola perplejo.
EliminarTienes toda la razón. Sabemos que es el cerebro el que nos juega estas malas pasadas, pero no podemos evitarlo.
Lo siento por Mario que es un tío excelente. Y has dado en el clavo en lo de que se tiene poco tacto con nuestros complejos. Quizá ese poco tacto del que hablas es lo que hace que los complejos se agranden y nos jodan más todavía. Gracias por tu comentario.
A mi me gusta practicar el humor negro y cínico, pues la sociedad es cínica.
ResponderEliminarEl te contó su problema por una sola razón: Por que le enseñaste este blog, y de seguro que no se lo ha contado a nadie más. Y como tú, el y yo habrá miles y miles de personas más, que no hablan por miedo a ser socialmente crucificado.
ResponderEliminar